SAN PETESBURGO.- El presidente de la
Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, dijo hoy que ha viajado a
Rusia para "tender puentes" porque es "de sentido común" que solo con el
diálogo se pueden superar las diferencias.
"A algunos no les gusta que haya venido, a otros sí. A mí me gusta",
señaló, al intervenir en la inauguración del Foro Económico de San
Petersburgo, donde dijo que hoy mantendrá "un diálogo franco y abierto"
con el presidente ruso, Vladímir Putin.
Juncker afirmó que "no se pueden ignorar" hechos como el papel que
desempeñó Rusia en la crisis del este de Ucrania y la "anexión ilegal"
de Crimea, que "han puesto nuestras relaciones en una dura prueba".
Pero abogó por el diálogo y dijo que las sanciones a Rusia se levantarán cuando se cumplan los acuerdos de paz de Minsk.
"Hay que garantizar el cumplimiento pleno de los Acuerdos de Minsk.
Ni más ni menos. Esa es la única vía para el levantamiento de las
sanciones económicas", indicó el presidente de la CE.
Y aseguró que "en este asunto la posición de la Unión Europea (UE) es una sola".
Juncker reconoció que aun está aumentando el nivel de desconfianza
entre Moscú y el bloque comunitario pero opinó que el proceso no es
irreversible y que aun hay tiempo de restablecer la confianza mutua.
"Existen problemas, desde luego, pero sería peligroso no prestarles
atención. El precio de las diferencias será muy alto tanto para Rusia
como para la UE", señaló.
También subrayó que en los últimos dos años, a pesar de las tensiones
y la política de sanciones, la interrelación entre Rusia y los
Veintiocho ha sido alta, con más de 3 millones de visados otorgados a
ciudadanos rusos e intercambio de bienes y servicios en 2015 por valor
de 20.000 millones de euros.
Juncker dijo que espera que la reunión que va a mantener hoy con el
presidente ruso -la primera en dos años- "no sea la última", y confirmó
que va a abordar con Putin el asunto de las sanciones.
Con la visita de Juncker a San Petersburgo se reanudan las consultas
al más alto nivel entre Rusia y la UE tras un paréntesis de dos años
marcados por la tensión en las relaciones y las sanciones mutuas tras la
crisis de Ucrania y la anexión de Crimea.
Los Veintiocho se disponen a prolongarlas por seis meses más en una reunión la semana próxima.
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