BRUSELAS.- Empresas alemanas, francesas o
españolas tratan de evaluar el impacto de una eventual salida del Reino
Unido de la Unión Europea (UE) sobre sus contratos, sus cadenas de
aprovisionamiento y sus precios, sin disponer de ningún plan B.
Las
preguntas se acumulan ante la posibilidad de que los británicos voten
el 23 de junio por el Brexit: ¿se devaluará la libra? ¿Volverán las
barreras arancelarias? ¿Cambiarán las reglas? ¿Qué ocurrirá con los
ciudadanos de otros países comunitarios que trabajan en el Reino Unido y
con los británicos instalados en otros países del bloque?
Los
empresarios de algunos grandes grupos del continente muy presentes en el
Reino Unido ya alertaron sobre los riesgos de este salto a lo
desconocido.
"No nos preocupa tanto el impacto a corto plazo y la
verdad es que no sabemos cómo será la vida fuera [de la UE]", afirmó
recientemente Paul Kahn, presidente en el Reino Unido del grupo
aeronáutico Airbus.
El ejecutivo se preguntaba en particular si
las futuras inversiones, en caso de Brexit, se dirigirían hacia las
plantas instaladas en el Reino Unido o en otros países.
Paul Polman, jefe del gigante holandés agroalimentario y de cosméticos Unilever, se preocupa por el posible aumento de sus helados Magnum, si Londres restablece las tasas de importación sobre los productos lácteos.
"Unilever
en el Reino Unido, con sus actividades prósperas, sus centros
internacionales de investigación, sus fábricas y sus oficinas (...) se
vería afectado" por una ruptura con la UE, advirtió Polman en una carta
firmada con sus cuatro predecesores en el cargo.
La multinacional alemana BMW, que fabrica sus modelos Rolls-Royce y Mini en plantas británicas,
también avisó que la reinstauración de barreras aduaneras y las
incertidumbres sobre los permisos de trabajo de su personal extranjero
podría afectar la actividad del grupo. Pero la firma "no está pensando
en ningún plan B", afirmó su director, Ian Robertson.
Según una
encuesta realizada por el instituto Deloitte para el gremio de la
patronal alemana BDI, a las dos terceras partes de las empresas germanas
les resulta imposible evaluar las consecuencias de un Brexit. Y solo un
29% han tomado algún tipo de medida.
Los más previsores, alemanes o no, han sido los grupos financieros instalados en la City.
Deustche Bank creó en 2015 un grupo de evaluación de esos impactos.
"En
nuestra actividad, siempre se evalúan los posibles impactos [de un
acontecimiento] en los balances, la liquidez, el capital", dijo Josep
Oliu, presidente del Banco Sabadell, propietario del banco de detalle
británico TSB.
Pocas empresas aceptan sin embargo revelar sus
eventuales medidas de preparación a un Brexit, por temor a enojar a sus
clientes y a sus inversores, o simplemente por falta de claridad sobre
cuáles serían las modalidades de la separación.
Entre las
alternativas que se manejan figuran la permanencia del Reino Unido en el
Espacio Económico Europeo (EEE) como Noruega, firmando acuerdos
bilaterales como Suiza o considerando a la UE como un socio comercial
similar a cualquier otro.
Las discusiones, según los escenarios, podrían llevar años.
"Es
difícil prepararse para un escenario inédito. Y cuando las empresas no
pueden tener un 'business plan' realista y no pueden anticipar números,
aunque estos sean malos, no se comprometen" en nuevos proyectos, afirma
Olivier Salesse, economista de la consultora PwC.
Otra consultora, Euler Hermes , estima que sin un acuerdo de libre comercio, las exportaciones de
bienes y servicios de los países de la UE hacia el Reino Unido podrían
tener un retroceso de 23.500 millones de euros y que los sectores más
golpeados serían los servicios financieros, el automovilístico, el de
máquinas y equipos, el químico y el agroalimentario.
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