¿Por qué
parece que no surte el efecto deseado el bombardeo de liquidez que está
desplegando el Banco Central Europeo? ¿Se le están agotando los bazookas
a Mario Draghi? ¿Por qué se desacelera el crecimiento en la eurozona?
¿Por qué no aumenta el crédito a familias y empresas si el dinero está
barato? Estas y otras preguntas desembocan en la clásica y memorable
máxima de Einstein sobre que ‘hacer una y otra vez las mismas cosas y
esperar un resultado distinto es el primer síntoma de la locura’.
Este
es el tablero de análisis de Michael Ivanovitch, antiguo
economista en la OCDE y en la Reserva Federal de EEUU y ex profesor
de la Columbia Business School. Ahora trabaja por su cuenta y acaba de
publicar un trabajo para la cadena financiera CNBC con un título
bastante sugerente: ‘El BCE puede estar agotando sus opciones de
estímulo, pero no es el caso de España, Italia y Francia’.
Punto
de partida: pese a todas las inyecciones de liquidez del BCE, no
hay crecimiento sólido en la eurozona que pueda crear suficientes
empleos para los 16,7 millones de desempleados. O sea, que hay
‘una legítima preocupación de que la estrategia del BCE puede
estar perdiendo eficacia’. El desplome de las cotizaciones de los
bancos europeos no ayuda: no se van a exponer a conceder créditos a
porrillo. Y sin crédito, no se crean nuevas empresas ni crecen las
existentes.
Otra pregunta: ¿cómo romper el círculo vicioso?
Respuesta: haciendo otra cosa que no sea la receta de la
austeridad, según sugiere Ivanovitch. Para él, es sorprendente que
el BCE siga empeñado en políticas de ajuste y en reformas
estructurales ‘que destruyen empleos cuando lo que hace falta es
justamente lo contrario’. Por eso confiesa su esperanza de que
‘con suerte, creo que el BCE va a tener lo opuesto a lo que quiere que
hagan los Gobiernos de la eurozona’. Ahí entran Francia, España e
Italia.
Francia: ‘Con el presidente François Hollande en un
deprimente tasa de aprobación del 15%, el Gobierno socialista sabe
que no hay votos con recortes de gasto ni en pérdida de empleos al
darles vía libre a los empresarios para contratar y despedir a su
antojo’. De modo que ‘el gasto aumentaría porque el Gobierno
mantiene el estado de emergencia social’, aparte de los
compromisos militares en Oriente Medio y África y de las
necesidades de la lucha antiterrorista.
Italia. El primer
ministro Matteo Renzi ha bajado los impuestos con oposición de
Bruselas y Berlín y ha flexibilizado el mercado laboral. En
Alemania se han puesto furiosos en la prensa con las denuncias de
Renzi contra el dirigismo de la canciller Merkel, el ministro de
Fianzas Schäuble y compañía, pero oficialmente son más prudentes.
La rebaja fiscal apuntalará la mayoría parlamentaria del primer
ministro.
Y España. Esto es lo que dice Ivanovitch: ‘España no
va a desencadenar una guerra, pero sí que le dirá un largo adiós (en
español) a la austeridad fiscal y las políticas ’flexibles’ en el
mercado laboral que puso en marcha el Gobierno saliente de
‘ultraliberales’ de centro-derecha y que perdió la mayoría
parlamentaria en las elecciones del 20-D. Ahora se está tratando de
formar un Gobierno con unas plataformas políticas de
centro-izquierda y de extrema izquierda (Podemos) para acelerar el
crecimiento económico, crear puestos de trabajo y reducir la
pobreza y la exclusión’.
(*) Periodista
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