martes, 8 de diciembre de 2015

Comienzan en la Cumbre del Clima las negociaciones a paso lento

PARÍS.- Las negociaciones parecen haber comenzado hoy lentamente en la fase ministerial en la conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP21), mientras se multiplican los llamamientos para la mediación y las alarmas lanzadas por las áreas más vulnerables.

    Después de numerosas advertencias que llegaron de países insulares, hoy fueron los gobiernos del Ártico los que se hicieron escuchar, recordando al mundo los "agudos daños" que el área sufre por el cambio climático, y pidiendo un acuerdo que tutele las poblaciones y que reconozca la importancia del saber indígena. Los nudos cruciales, refirieron fuentes cercanas a las negociaciones, son principalmente dos: por un lado, el sistema de revisión que podría ofrecer una salida al bloqueo en torno a algunas limitaciones y objetivos.
    En efecto, la propuesta avanzada por la ONU sería la de conducir a una suerte de "acuerdo flexible" y dinámico, en el cual el mecanismo de retoque de los compromisos parta ya antes de la fecha de entrada en vigencia, fijada el primero de enero de 2021. Eso permitiría, como sugirió ayer el secretario general de la ONU Ban Ki-moon, que se dejen abiertos algunos puntos particularmente críticos sobre los cuales se volverían posibles modificaciones sucesivas sin pasar por el complejo y delicado procedimiento de redacción de un nuevo tratado.
    El otro punto de desencuentro tiene que ver con la cuestión de financiamientos para acciones climáticas. En una declaración común, las delegaciones de China, India, Brasil y Sudáfrica solicitaron a los países avanzados que "incrementen su respaldo de modo progresivo y sustancial" más allá de los 100 mil millones de dólares prometidos para desde ahora hasta 2020.
    El texto no deja de resaltar, en palabras del ministro de Ambiente indio Prakash Javadekar, que también aquel primer objetivo no se alcanzó hasta ahora.
    Los cuatro grandes países emergentes no se oponen en principio a una ampliación, sobre una base voluntaria, de la lista de los donantes, pero precisan que eso no exime a los países avanzados de respetar los compromisos tomados. El debate no es sólo acerca de la cantidad, sino también sobre los métodos de cálculo y de distribución.
    Sobre el primer frente todavía no existe un consenso sobre qué tipos de fondos deben ser calculados como contribuciones. El llamado "método Ocse" (con el cual se hizo una primera estimación de 62.000 millones de dólares de financiación en 2015) prevé que en la cuenta regresen también capitales destinados como ayuda al desarrollo, en forma de préstamos, mientras los países vulnerables insisten para que se trate de fondos adicionales respecto de aquellos de la cooperación tradicional.
    En materia de distribución, los países vulnerables insisten en un aumento de fondos dedicados a la adaptación, capítulo que tiene un impacto más directo tanto sobre la población como sobre los balances nacionales, dado que no es un sector sobre el cual se puedan movilizar inversionistas privados. Se necesitan objetivos "cualitativos y cuantitativos sólidos", dijo el ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales de Filipinas, Ramón Paje, con la esperanza de que se pueda "trabajar en solidaridad con los países desarrollados, para asegurar que los países en vías de desarrollo estén en condiciones de gestionar los riesgos climáticos".

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