FRÁNCFORT.- La caída de los precios del
petróleo, que estimula la actividad económica pero también frena un
rebrote de la inflación, será un factor clave en las decisiones que
adopte el jueves el Banco Central Europeo (BCE).
La
evolución de las cotizaciones del crudo "es actualmente el factor más
importante en el análisis del BCE. Los bajos precios del petróleo
impulsan la inflación hacia abajo y alimentan en el consejo de
gobernadores [del BCE] los temores de deflación", esa espiral negativa
de caída de precios y de salarios, explica Carsten Brzeski,
economista jefe de ING.
Frenada por los bajos precios de la
energía, la inflación en la zona euro está casi en punto muerto desde
hace meses (0,1% en noviembre), muy lejos del objetivo de algo menos del
2% deseado por el BCE.
Hasta ahora, la caída de los precios del
crudo (60% desde mediados de 2014) había sido considerada por banqueros
centrales y economistas la consecuencia de una oferta abundante y como
un apoyo positivo a la economía, ya que reducía la factura energética de
los particulares y de las empresas.
Sin embargo, ahora se estima
que también una parte "significativa" del retroceso de los precios del
crudo "proviene de un entorno mundial [económicamente] ralentizado" y
debido, por tanto, a un descenso de la demanda internacional, asegura
Peter Praet, economista jefe del BCE, en una entrevista la semana pasada
a Bloomberg News.
A finales de
octubre, el presidente del BCE, Mario Draghi, ya había asegurado que la
bajada del precio de la energía refleja la ralentización de la economía
mundial, en particular de los grandes países emergentes.
Por
parte del BCE, "tácticamente es hábil centrar el debate en la demanda"
opina Gilles Moëc, economista de Bank of America. "Pero el verdadero problema del banco central es saber si aún es creíble".
"Las
expectativas inflacionarias han retrocedido con fuerza en los
mercados", y el BCE teme que este pesimismo revele una total
desconfianza en su capacidad para compensar con otras medidas la caída
del precio de la energía, explica este analista
El propio Praet lo
ha reconocido: "Vemos que las expectativas sobre la inflación dependen
de los cambios temporales en los precios del petróleo. Es algo
inaceptable para un banco central", en la medida en que ello implica una
falta de confianza en su aptitud para reaccionar, admite.
Sin
embargo, la institución ha multiplicado las medidas para intentar que
rebrote la inflación, como la baja de los tipos de interés o los
gigantescos préstamos cash a los bancos. Y en marzo pasado, lanzó un
amplio programa de compra de deuda, a un ritmo mensual de 60.000
millones de euros hasta septiembre de 2016. Hasta ahora, sin mucho
éxito.
Ante esta situación, el consejo de gobernadores del BCE
debe anunciar este jueves una extensión de su programa de compra de deuda,
acompañado posiblemente de una nueva bajada de sus tasas directrices.
"Hace
tiempo que el BCE no logra su objetivo de inflación, e incluso las
perspectivas económicas más optimistas sugieren que será necesario algún
tiempo para llegar al objetivo" apunta Ben May, economista de Oxford
Economics. Según este analista, "el banco central no puede hacer gran
cosa para controlar los precios del petróleo. De alguna manera, el BCE
está desarmado".
Pero "lo que es esencial es que la incertidumbre
no dé paso a la indecisión" aseguraba, por su lado, Praet la semana
pasada. En otras palabras, para preservar su credibilidad y dar la
impresión de que mantiene el control, el BCE no debe dudar en actuar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario