LISBOA.- La economía de Portugal, país que
celebra este domingo elecciones legislativas, se recupera tras cuatro
años de austeridad presupuestaria, aunque dicha mejoría es frágil y
lastrada por una muy elevada deuda.
El Producto Interior Bruto
(PIB) conoció en 2014 un alza anual (+0,9%) por primera vez después de
tres años de recesión, pero sigue aún por debajo de su nivel anterior a
la crisis: suma unos 173.000 millones de euros, unos 7.000 millones
menos que en 2010.
"Hemos salido del precipicio" aseguró el primer
ministro saliente de centro derecha, Pedro Passos Coelho, en la campaña
electoral, instando a los portugueses a no juzgar su balance
"únicamente por la austeridad".
El desempleo bajó hasta 11,9% en
el segundo trimestre de este año, tras un récord histórico de 17,5% en
2013, pero esta cifra refleja asimismo un emigración muy elevada:
485.000 dejaron el país, de forma definitiva o temporal, en cuatro años.
Aunque
el gobierno espera reducir su déficit a los niveles deseados por
Bruselas, por debajo del 3% a partir de 2015, la deuda pública sigue
siendo una de las más altas de Europa y llega al 130% del PIB.
"Debido
a las medidas de austeridad, la economía se contrajo desde el principio
del plan de ayuda. Tocó fondo, antes de recuperarse ligeramente"
explica Pedro Lains, profesor de Historia de la economía de la Universidad de Lisboa.
En 2011, la 'troika' (UE-BCE-FMI) de acreedores de Portugal había exigido un draconiano plan de rigor a cambio de una ayuda de 78.000 millones de euros.
Las
medidas fueron duras: reducción del número de funcionarios, cortes en
los salarios del sector público, en las pensiones, alza de impuestos...
La Corte constitucional tuvo que retocar algunas de estas medidas.
Un
amplio plan de privatizaciones ha generado más de 9.000 millones de
euros. Así, han pasado al sector privado parte de las eléctricas EDP y
REN, el grupo postal CTT, el administrador de aeropuertos ANA o la
compañía aérea nacional TAP Portugal.
La economía portuguesa
estuvo marcada por el derrumbe del Banco Espirito Santo, que estremeció
los medios financieros durante el verano boreal de 2014. Su rescate
requirió la inyección de 4.900 millones de euros, y agravó el déficit en
2014 a 7,2% del PIB.
Portugal
se liberó de la tutela de sus acreedores en mayo de 2014 y retornó a
los mercados, captando dinero a veces a tipos de interés negativos en
los vencimientos más cortos. Lisboa empezó incluso a devolver antes de
los plazos su deuda de 29.600 millones de euros al FMI.
"La
economía se ha recuperado gracias al aumento de las exportaciones, y
desde fines de 2014 vemos un aumento de las inversiones", explica Joao
Duque, profesor del Instituto Superior de Economía y Gestión en Lisboa.
"La
recuperación es frágil -advierte- debido a la deuda, tanto pública como
privada, y a la dependencia de la economía de la situación
internacional".
El economista apela a "mantener el rigor
existente, para impedir rebasamientos en las finanzas públicas, y ello
pese a que no son necesarias nuevas medidas de austeridad".
A mediados de septiembre, la agencia de calificación Standard and Poor's subió la nota de la deuda portuguesa a sólo un nivel de la
inversión de calidad, alegando "un claro consenso político y la ausencia
de nuevos partidos populistas".
De hecho, ninguno de los dos
principales candidatos en las legislativas prevé cuestionar los
compromisos del país ante sus acreedores, pero el primer ministro Passos
Coelho prometió aligerar gradualmente la carga fiscal, mientras que su
adversario el socialista Antonio Costa anunció que quería pasar la
página de la austeridad.
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