TEHERÁN.- El ferrocarril, el
metro, la automoción, la industria de los hidrocarburos y las energías
renovables constituyen las mayores oportunidades de negocio para las
empresas españolas en Irán, un mercado amplio, abierto a la inversión
extranjera y en donde la imagen de España está muy bien considerada.
La visita que inician hoy a Irán de los ministros de Asuntos
Exteriores, José Manuel García-Margallo; Fomento, Ana Pastor, e
Industria, José Manuel Soria, acompañados por un nutrido grupo de
empresarios, tratará de relanzar las relaciones políticas y económicas
bilaterales, y aprovechar las oportunidades surgidas tras el acuerdo
nuclear entre Teherán y Occidente que pondrá fin a las sanciones
económicas que lastran su economía.
Con miles de millones de dólares dispuestos para invertir en el
desarrollo de infraestructuras y en la revitalización de su maltrecha
industria, particularmente la petrolera, ya han sido varias las
delegaciones internacionales de alto nivel que acudieron en estas
últimas semanas a Teherán en busca de negocio, ante la complacida mirada
de las autoridades persas.
Según indicaron fuentes diplomáticas occidentales, estas
visitas se llevaron, además de buenas sensaciones para hacer negocios,
varios mensajes claros desde Teherán: la República Islámica prefiere
hablar de economía antes que de política, dar prioridad a aquellos que
se mantuvieron leales al país bajo las sanciones y buscar diversificar
lo más posible tanto a sus proveedores como a los posibles inversores.
El objetivo declarado iraní es encontrar socios a largo plazo
dispuestos a invertir, producir y transferir tecnología al país, que
prevé impulsar así su sector exportador más allá de los hidrocarburos.
Todo esto a priori favorece a España, ya que muchas de sus empresas
ya trabajaron en el país antes de las sanciones, y cuyos sucesivos
gobiernos han sido vistos en Irán como uno de los occidentales menos
beligerantes contra la República Islámica por el tema de las sanciones.
La construcción y expansión de las redes iraníes de ferrocarril, en
las que el Gobierno del moderado Hasán Rohaní ha prometido 8.000
millones de dólares para los próximos años para construir 10.000 nuevos
kilómetros de vía, así como proveer al país de material rodante,
locomotoras y servicios técnicos asociados parece un terreno prometedor.
El metro también entra en esta categoría, con las redes de Teherán,
Isfahán -que será objeto de una visita por los ministros españoles- y
Mashhad en pleno desarrollo, en donde de hecho ya hay empresas españolas
colaborando en servicios auxiliares como la construcción de turbinas
para ventiladores.
Según informa el Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX), Irán
ya expresó el deseo de contar con apoyo español en estos campos e
incluso se llegó a pensar, antes de las sanciones, en firmar un acuerdo
de cooperación entre Renfe y su homóloga iraní.
La industria de los hidrocarburos, la mayor del país, también
necesita unos 100.000 millones de dólares para su expansión y
recuperación tras años de bloqueo, una apetitosa opción para las
ingenierías de todo tipo y para empresas como Repsol y Cepsa, que ya
operaron en Irán en el pasado, en campos como la exploración y
desarrollo.
Aquí entran en juego tanto el deseo iraní de contar con empresas
diversas en este sector como la idea lanzada tanto por autoridades
españolas como iraníes de poder usar España como puerta de entrada a
Europa para el Gas Natural Licuado iraní.
La industria de la automoción, que cuenta con amplio desarrollo en
Irán alimentada por su alta demanda de automóviles, necesita también
inversión y proveedores de piezas y partes.
Peugeot, Citroen, Fiat y Volkswagen ya expresaron su deseo de entrar o
regresar al país, y la puerta sigue abierta para cualquiera que quiera
venir.
Otra apuesta iraní en donde España tiene mucho que decir es en el sector de la energía renovable.
La República Islámica, que consume gran parte de la energía fósil que
produce al consumo interno con precios altamente subvencionados,
pretenden sustituir este consumo con renovables y dedicar los
hidrocarburos a la exportación.
La empresa andaluza Bester ya se lanzó a este campo, y firmó un
acuerdo para producir equipos de energía solar en colaboración con una
empresa iraní y para ejercer de consultor en proyectos locales e
internacionales apenas se anunció el acuerdo nuclear con Occidente.
Irán ya es además un gran consumidor de bienes de consumo españoles y
en el país existen tiendas que venden con éxito marcas de ropa como
Zara, Cortefiel o Adolfo Domínguez, si bien
no tienen relación con la empresa matriz en España y compran sus
productos a terceros.
El turismo constituye otra de las mayores oportunidades para España,
tanto como destino para los iraníes de mayor poder adquisitivo como para
el desarrollo de hoteles y servicios de hostelería en el país.
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