jueves, 19 de febrero de 2015

Troika de acreedores, monstruo tricéfalo para naciones rescatadas / Martha Andrés Román

Como fiel perro guardián, la troika de acreedores internacionales cuida las puertas del euro, impone medidas a su antojo y obliga a los Gobiernos a aceptar sus exigencias a cambio de rescates financieros.

Durante los últimos cuatro años la tríada formada por la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha estado ligada de forma determinante al destino de varias naciones que no pudieron enfrentar la crisis de 2008 por sí solas y se vieron obligadas a pedir ayuda.

La troika fue creada por los ministros de Economía y Finanzas de la Eurozona (el Eurogrupo) y la dirección del FMI luego de que en 2010 se aprobara la asistencia financiera para Grecia, ante el elevado déficit público del país y las rebajas en la calificación crediticia de la deuda helena.

En los años siguientes se avalaron procesos similares para Irlanda, Portugal y Chipre, con lo cual los tres organismos vieron crecer sus funciones en esos países como encargados de preparar y supervisar todos los préstamos otorgados por medio de rescates.

La insostenibilidad económica de cualquiera de esos Estados, miembros no solo de la Unión Europea sino también de la moneda única regional, haría peligrar el euro y, por consiguiente, la estabilidad del resto de los territorios que integran el bloque.

Para evitar un problema de ese tipo, la troika se dedicó a evaluar la situación del territorio que solicitaba la ayuda, a delinear reformas y ajustes presupuestarios y a proponer medidas que redujeran indicadores como el gasto público.

Los programas diseñados con ese fin han recibido la luz verde de los titulares del Eurogrupo y del FMI, al tiempo que los Ejecutivos de cada nación implicada debieron aceptarlos obligatoriamente, como condición indispensable para poder recibir los fondos acordados.

A pesar de ser una entidad informal, la tríada supo agenciarse un peso cada vez mayor en el panorama europeo, pues el importe total de la ayuda destinada a cada nación se dividió en tramos.

De ese modo, para realizar el desembolso de una nueva suma de dinero, la CE, el BCE y el FMI tienen la misión de valorar que los Gobiernos hayan realizado las reformas y los compromisos asumidos en los plazos fijados para ello.

El papel de la troika en cada uno de los lugares donde ha tenido poder ha llegado a ser visto como el de Cerbero, el monstruoso perro de tres cabezas con una serpiente en lugar de cola, que, según la mitología griega, era el responsable de cuidar las puertas del Hades (el inframundo).

Si la misión del can mitológico era evitar que los difuntos salieran y los vivos entraran a la morada de los muertos, el de la tríada consiste en mantener en pie a la Eurozona y, así, garantizar que los acreedores reciban la devolución de sus préstamos, con los intereses correspondientes.

Para conseguir ese fin, la entidad tricéfala ha demandado medidas en función de una palabra con connotaciones cada vez más negativas para Europa: austeridad.

Las estrategias que debieron asumir los territorios rescatados incluyeron recortes de numerosos puestos públicos, reducción de servicios sociales, ajustes en las pensiones y salarios, privatización de empresas y subidas de impuestos, entre otras disposiciones de ese tipo.

De ese modo, las supuestas soluciones, aunque en teoría llevaron a las naciones implicadas a ir ganando confiabilidad en los mercados financieros, en la práctica supusieron un fuerte peso para los ciudadanos, que vieron empeorar sus condiciones de vida.

En marzo de 2014 el Parlamento Europeo reconoció que las políticas de ajuste diseñadas por la troika causaron un agravamiento de la desigualdad, la disminución de los sueldos, el incremento del paro, la reducción de la protección social y el aumento de la pobreza.

Tanto la Eurocámara como varios centros de investigación, entre ellos Bruegel y Notre Europe, condenaron la falta de transparencia de los tres organismos y consideraron que sus planes estuvieron basados en hipótesis poco realistas.

Incluso el propio FMI admitió haber subestimado el impacto perjudicial de los recortes presupuestarios en el crecimiento y el empleo, al afirmar que el resultado negativo de la austeridad pudo ser tres veces superior al estimado de manera preliminar.

Tales declaraciones se produjeron después de que en los países asistidos, sobre todo Grecia y Portugal, se hubieran producido numerosas manifestaciones en contra de las visitas de los llamados "hombres de negro", los inspectores de la troika.

Uno de los actos más grandes de oposición al BCE, la CE y el FMI se produjo a principios de marzo de 2013 en Portugal, cuando indignados lusos realizaron marchas en más de 40 ciudades del país, a las que se sumaron profesores, jubilados, sindicatos, políticos y grupos feministas.

El impacto negativo de los organismos en la vida de los ciudadanos llevó a miles de portugueses a unirse al movimiento civil Que se lixe a troika (Que se fastidie la troika), protagonista de actos masivos en toda la nación.

La llegada al Gobierno griego del partido de izquierda Syriza, una organización contraria a las estrategias de la tríada e interesada en renegociar la alta deuda griega, reabrió el debate sobre el papel de la troika y su pertinencia en el contexto europeo.

Varios analistas consideran que el mecanismo informal que dio origen a las tres entidades otorgó un poder casi ilimitado a los funcionarios de la CE, el BCE y el FMI sobre la vida cotidiana de las personas en los países "rescatados".

Entre las numerosas críticas que recibe esa estructura se encuentra el hecho de que sobre ella no existe ningún control efectivo ni democrático, y que ningún funcionario responde por los errores ocurridos en la gestión de la crisis y los rescates.

Tanta ha sido la mala incidencia de la troika, que el Ejecutivo griego encabezado por Alexis Tsipras llegó a plantear que desconocería al triángulo de acreedores como interlocutor en el diálogo sobre la deuda del país, que representa el 185 por ciento del Producto Interno Bruto.

Frente a la postura helena, un portavoz de la CE señaló recientemente que de momento no se prevé una nueva estructura, ni hay una fórmula para sustituir a la troika.

Mientras, los cuestionamientos sobre la tríada continúan, y ya la Eurocámara, diversos centros de investigación y fuerzas parlamentarias de varios países abogan por crear un Fondo Monetario Europeo que asuma la gestión del rescate en los países con ayuda financiera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario