BUDAPEST.- El presidente ruso,
Vladímir Putin, se entrevistará mañana en Budapest con el primer
ministro húngaro, Viktor Orbán, al que considera su "importante aliado"
en el seno de la Unión Europea.
La visita relámpago a Hungría está centrada en la crisis en Ucrania y
la seguridad energética, y tiene lugar dos semanas después de la hecha
por la canciller alemana, Angela Merkel, que fue interpretada como un
intento de atraer más a este país "rebelde" a las corrientes principales
de Europa.
Budapest ha manifestado diversas críticas a las sanciones impuestas
por la Unión Europea contra Moscú por su papel en el conflicto entre
Kiev y los separatistas prorrusos del este de Ucrania, con el argumento
de que afectan negativamente a los intereses económicos de Hungría.
Por otra parte, el conservador Orbán, en el poder desde 2010,
promueve una política exterior de "apertura hacia el Este", o sea, de
acercamiento hacia Moscú, al tiempo que busca dejar claro su compromiso
con la OTAN y la UE.
Así, pese a sus críticas, Hungría ha votado siempre a favor de las
sanciones en el Consejo Europeo, según recordó Attila Juhász, analista del Instituto Political Capital.
"Es una política de columpios", afirmó Juhász en alusión al intento
de Orbán de mantener buenas relaciones tanto con Bruselas y sus socios
europeos, como con Moscú.
"Será difícil mantener esta política de equilibrio, porque Hungría es
parte de un sistema de cooperación y no es fácil mantener esta línea
cuando uno va en contra de la misma", acentuó el analista.
El sábado pasado, Orbán pidió el apoyo de los líderes de los partidos
de oposición para su política exterior, en una reunión a puerta
cerrada.
Según la agencia MTI, el jefe del Gobierno habría hablado allí de
reforzar las relaciones con EEUU, de seguir adelante con el apoyo a
Ucrania y de "fomentar la cooperación pragmática" con Rusia.
Por otro lado, según Juhász, a Putin la visita a Hungría le sirve
para poder mostrar su influencia en un país comunitario y "que es
aceptado dentro de la UE".
En Bruselas, Budapest causó consternación por cortar el suministro de
gas haciaa Ucrania el pasado septiembre, con el argumento de que
necesitaba el hidrocarburo para cubrir un aumento de la demanda interna.
La medida fue adoptada después de que Orbán se reuniera con el presidente de la gasista rusa Gazprom, Alexéi Miller.
No obstante, el pasado 10 de enero reanudó el abastecimiento al país vecino, pero el tema energético estará presente mañana.
Ya antes del estallido de la crisis en Ucrania, que enfrenta a Rusia
con Occidente, Hungría había firmado un polémico acuerdo con Moscú sobre
la ampliación y modernización de su único reactor nuclear, en Paks, al
sur de Budapest.
Orbán adelantó el viernes pasado que uno de los asuntos que prevé
tratar con Putin es la renovación del acuerdo de suministro de gas (de
Rusia a Hungría) a largo plazo, que vence a fin del año.
Este es un punto importante para el país centroeuropeo, donde el 80 por ciento del gas consumido llega desde Rusia.
Así, Orbán comunicará a sus votantes que las buenas relaciones con
Moscú son importantes para poder asegurar energía barata, comentó
Juhász.
Por otra parte, el giro en las relaciones exteriores que ha dado el
Gobierno del partido Fidesz de Orbán, es decir, su "apertura hacia el
este", no es popular en el Estado magiar, según afirma el portal
"átlátszó".
El análisis de esa publicación se basa en los resultados de una
encuesta del instituto Medián según los cuales el 53 por ciento de los
húngaros apoya relaciones estrechas con EEUU, mientras que con Rusia
solo lo desea un 25 por ciento.
Se espera que Putin se reúna también con el presidente de Hungría, János Áder.
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