miércoles, 26 de noviembre de 2014

El Plan europeo de inversiones, entre el optimismo y las críticas

BRUSELAS.- El plan de inversiones presentado hoy por la Comisión Europea (CE) con vistas a movilizar 315.000 millones de euros en tres años ha dividido a líderes, parlamentarios, economistas y sindicatos del bloque. Tras años de luchar para restaurar la credibilidad fiscal y promover reformas, ahora añadimos un tercer elemento: un plan de inversión ambicioso pero realista para Europa, expresó este miércoles el presidente de la CE, Jean-Claude Juncker, ante el pleno del Parlamento comunitario.

En la ciudad francesa de Estrasburgo, sede de la Eurocámara, el titular del Ejecutivo comunitario dio a conocer oficialmente el proyecto que ya había anunciado con anterioridad para enfrentar la falta de inversiones, las cuales han tenido una disminución del 15 por ciento desde 2007.

La iniciativa consiste en crear el llamado Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas, que estará gestionado por el Banco Europeo de Inversiones (BEI), será cofinanciado por esta entidad y la CE, y contará con 21.000 millones de euros como palanca para atraer 15 veces más dinero.

A partir de ese impulso inicial, Juncker señaló que buscan conseguir más de 300.000 millones de euros, los cuales permitirían crear 1,3 millones de empleos y sumar entre 300 y 400.000 millones al Producto Interno Bruto.

Para la canciller alemana, Ángela Merkel, la propuesta presentada por el ex primer ministro de Luxemburgo es uno de los tres pilares que deben guiar la política económica de la Unión Europea (UE), junto a la consolidación fiscal para el crecimiento sostenible y las reformas estructurales.

A su vez, el portavoz del Gobierno francés, Stéphane Le Foll, señaló que su país acoge favorablemente el mecanismo, cuyos objetivos coinciden con la visión de París de otorgar prioridad a la inversión en los sectores de transporte, investigación, desarrollo, energía, educación y tecnología, entre otros.

Grupos parlamentarios como el popular, el socialdemócrata y el liberal apoyaron en la Eurocámara el proyecto de Juncker, sobre el cual afirmaron que lanza una señal de optimismo.

Pero diputados de la Izquierda Unitaria, los Verdes y la mayor parte de los no inscritos criticaron la iniciativa, al considerarla una fantasía que pone el riesgo en lo público y los beneficios en lo privado.

La propuesta tiene solo palabras vacías, expresó Dimitris Papadimoulis, del primero de esos colectivos, quien manifestó que en la estrategia no se incluye ni un euro de dinero fresco.

Con ello hizo referencia al hecho de que, para tributar al plan, Bruselas cuenta con un fondo propio de apenas 16.000 millones de euros provenientes del presupuesto, de los cuales solo dos mil millones constituyen dinero nuevo, mientras que el resto son reasignaciones de otras partidas.

Para completar los 21.000 millones de euros del monto inicial del fondo, el BEI aportará otros cinco mil millones, y a partir de esa cifra la CE espera atraer casi 300.000 millones del capital privado.

Según el eurodiputado ecologista Philippe Lamberts, el mecanismo privatiza beneficios y socializa pérdidas, y quiere cubrir con dinero público las inversiones privadas desencaminadas.

Al mismo tiempo, varios expertos sostuvieron que, si bien el proyecto llega en el momento adecuado, presenta un mal método y no será suficiente.

Estamos en una fase de baja coyuntura, de desempleo masivo, de demanda deprimida, y el efecto del plan sobre la actividad podría ser muy importante. Pero ese importe es extremadamente débil, lamentó Eric Heyer, economista del instituto de investigación OFCE.

Grégory Claeys, especialista del centro Bruegel de Bruselas, estimó que las necesidades de inversión en la UE son de 260.000 millones de euros anuales, por lo que, con un objetivo de 315.000 millones en tres años, las cuantas no salen.

De acuerdo con Christopher Dembik, economista de Saxo Banque, una parte de los fondos irá a proyectos ya lanzados y los Estados van a captarlos para financiar inversiones sin aumentar su propio gasto, por lo que no habrá ningún efecto de atracción, pues los inversores privados son bastante dubitativos.

La presidenta de la patronal europea, BusinessEurope, Emma Marcegaglia, en tanto, valoró el mecanismo como un buen primer paso que muchos negocios en Europa saludarán, aunque apuntó que su éxito dependerá de procedimientos más ambiciosos en el futuro.

Sin embargo, la secretaria general de la Confederación Europea de Sindicatos, Bernadette Ségol, dijo no creer en el proyecto, pues la CE parece confiar en un milagro financiero para alcanzar la cifra fijada y, aun si la consiguiera, cubriría menos del 40 por ciento del déficit de inversión anual.

En medio de esas opiniones, tanto el Ejecutivo como al resto de las entidades comunitarias implicadas en la iniciativa tienen por delante el reto de conseguir resultados concretos que por fin puedan sacar a la economía europea del estancamiento de los últimos años.

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