BRUSELAS.- El ejecutivo comunitario ha pedido a
España más esfuerzos para el año que viene al constatar que las
cifras no cuadran y España está “en riesgo” de incumplir lo pactado.
Tras este veredicto del pasado viernes, el titular de Economía español,
Luis de Guindos intentó quitar importancia a este juicio de Bruselas al
asegurar que nuestro país cumpliría con los prometido sin más
tijeretazos.
Bruselas basa sus previsiones sobre el déficit de España en unos vaticinios sobre crecimiento más pesimistas que los que maneja el ejecutivo español. Para la Comisión Europea, nuestro país crecerá el año que viene el 0,5% una vez reconocido el efecto contractivo que tendrá la prórroga del alza del IRPF.
El Gobierno es más optimista y calibra que la
economía española llegará al 0,7% y por eso calcula que nuestro país
podrá alcanzar este objetivo de reducción de déficit pactado del 5,8%.
Pero Bruselas ve ciertos peligros en el horizonte y cree también que la
recaudación de las comunidades autónomas y los efectos de la lucha
contra el fraude fiscal y los números de la seguridad social causarán
que nuestro país se desvíe una décima hasta el 5,9%.
Luis de Guindos llegó hoy a Bruselas con el objetivo de convencer de que esta décima es una diferencia mínima ( unos 1.000 millones de euros) y de que las previsiones económicas de la Comisión Europea acabarán dando la razón al Ministerio de Economía. Es la primera vez que Bruselas tiene poderes para sugerir a un país que modifique sus presupuestos en la tramitación parlamentaria, aunque en este caso no tiene ningún poder sancionador si un país se rebela y decide no seguir sus dictados.
Luis de Guindos llegó hoy a Bruselas con el objetivo de convencer de que esta décima es una diferencia mínima ( unos 1.000 millones de euros) y de que las previsiones económicas de la Comisión Europea acabarán dando la razón al Ministerio de Economía. Es la primera vez que Bruselas tiene poderes para sugerir a un país que modifique sus presupuestos en la tramitación parlamentaria, aunque en este caso no tiene ningún poder sancionador si un país se rebela y decide no seguir sus dictados.
A
pesar de esto, el cumplimiento de los objetivos de déficit se mide en la
revisión del Pacto de Estabilidad y Crecimiento que tiene lugar cada
primavera y en la posibilidad de sancionar a un país por sus
desequilibrios). Ahí Bruselas sí que puede imponer castigos y la
severidad sería mayor si tiene la impresión de que el país no ha
reaccionado a ninguno de los avisos previos.
La Comisión Europea ya dio
muestras la primavera pasada de manga ancha con España al conceder
dos años más de prórroga para llegar a ese redil del 3% de déficit
público que marca el Pacto. Desde entonces, Bruselas ha relajado sus
mensajes sobre la austeridad para hacer más hincapié en las reformas
estructurales con especial énfasis en el mercado laboral y las
pensiones.
En el documento publicado la semana pasada, el ejecutivo comunitario incidía en la importancia del déficit estructural (las cuentas que en reducción de gastos o aumento de ingresos no tienen en cuenta el ciclo económicos y posibles desviaciones) y también lamentaba que España no hubiese movido ficha sobre los recortes previstos para 2015 o 2016.
En el documento publicado la semana pasada, el ejecutivo comunitario incidía en la importancia del déficit estructural (las cuentas que en reducción de gastos o aumento de ingresos no tienen en cuenta el ciclo económicos y posibles desviaciones) y también lamentaba que España no hubiese movido ficha sobre los recortes previstos para 2015 o 2016.
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