CHICAGO.- El promedio industrial Dow
Jones está en un máximo histórico, la tasa de desempleo de Estados
Unidos ha caído a un mínimo en cuatro años y el mercado inmobiliario
está viendo una recuperación, pero para muchos estadounidenses de
ingresos bajos y medios la economía aún no ha mejorado demasiado.
En cambio, esas familias están bastante preocupadas por los
mayores precios de la gasolina y un aumento del impuesto a la renta, por
lo que planean recortar sus gastos.
Un sondeo online de 1.538 personas realizado
entre el 4 y el 8 de marzo reveló que dos tercios de los adultos afirman
que están reduciendo sus gastos mensuales, mientras que casi todo el
resto afirma que sus gastos no se vieron mayormente afectados.
La principal razón dada por aquellos que dijeron que reducirán
sus gastos -un 72 por ciento de los encuestados- fue aumentar el ahorro y
pagar deudas. La segunda razón más importante fue el mayor precio de la
gasolina, que fue citada por un 63 por ciento.
De aquellos que reducen costos específicamente debido a los
precios de la gasolina o a los aumentos de impuestos, un 81 por ciento
dijo que recortará sus salidas a comer en restaurantes, un 73 por ciento
está reduciendo los costos de entretención, como salidas al cine y a
conciertos, y un 62 por ciento gastará menos en viajes y vacaciones.
Al mismo tiempo, los consumidores más acaudalados están mostrando señales de mayor confianza, según un sondeo reciente.
Eso podría alimentar las preocupaciones sobre desigualdad en los
ingresos y podría presionar al presidente Barack Obama y a los
legisladores demócratas en el Congreso a resistir cualquier plan para
reducir el déficit presupuestario que incluya una disminución del gasto
en la red de seguridad social y no incluya más impuestos a los ricos.
Los planes de reducción de costos de los ciudadanos
estadounidenses no sólo se limitan a los lujos. Un 61 por ciento de los
encuestados dijo que intentará ahorrar dinero en ropa y zapatos,
mientras que un 43 por ciento también planeaba gastar menos en compras
en supermercados.
Sin duda, la gente no siempre hace lo que dice en dichos sondeos,
lo que hace la vida difícil para los economistas. También hay señales
positivas.
Las cifras de desempleo del viernes mostraron que los empleadores
estadounidenses crearon 236.000 puestos de trabajo en febrero y que la
tasa de desempleo cayó a un 7,7 por ciento, su menor nivel desde que la
crisis financiera comenzó a devastar la economía en diciembre del 2008.
Los precios de las acciones estadounidenses medidos por el
promedio industrial Dow Jones han subido un 10 por ciento en lo que va
del año, y un 123 por ciento desde el mínimo del 9 de marzo del 2009
tras la crisis financiera.
El alza, junto a una recuperación de un 7 por ciento en los
precios de las casas en el último año, tenderán a ayudar a los
propietarios y a aquellos que poseen fondos mutuos y fondos de pensión.
La confianza de los más ricos es la que parece estar mejorando
más, debido a que el aumento en los precios de los activos compensó el
impacto de las alzas de impuestos a los que ganan más.
La edición del febrero del Mendelsohn Affluent Barometer, que
encuesta a hogares que perciben más de 100.000 dólares al año, reveló
que un 52 por ciento de los acaudalados cree que estarán mejor en un año
más, un aumento de 11 puntos porcentuales en sólo dos meses.
Sin embargo, la cantidad de estadounidenses con bajos ingresos ha
estado creciendo y la clase media ha estado disminuyendo de tamaño en
la medida en que los empleos gubernamentales y en fábricas han declinado
desde la crisis financiera.
Según el Homescan Panel de Nielsen, el número de hogares
estadounidense que percibe menos de 30.000 dólares al año subió un 9,7
por ciento entre el 2009 y el 2012.
La economía local se expandió a una tasa de un 2,2 por ciento el
año pasado, pero los analistas prevén una expansión de sólo un 1,9 por
ciento para el 2013, en gran parte debido a una política fiscal más
estricta en Washington.
"Mi impresión es que esa (alza de impuestos) está impactando a la
economía más a lo pensado inicialmente", afirmó Tim Hopper, economista
jefe del proveedor de planes de pensión TIAA-CREF en Nueva York.
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