FRANCFORT.- El Banco Central Europeo (BCE) ha constatado un "alivio tangible"
de las tensiones en la estabilidad financiera de la eurozona desde el
pasado verano, pero ha advertido de que aún se mantienen los "principales riesgos" para esta estabilidad, por lo que "no hay lugar para la complacencia".
En su edición de diciembre de su informe de estabilidad financiera, la institución presidida por Mario Draghi explica que los principales riesgos derivan de los "desequilibrios y las vulnerabilidades" en los sectores fiscal, macroeconómico y financiero.
En concreto, el BCE considera que uno de los principales riesgos a los que se enfrenta Europa es un "posible agravamiento"
de la crisis de deuda soberana de la eurozona, en parte debido a los
riesgos de implementación de las medidas acordadas tanto a nivel europeo
como nacional.
Por ello, incide en que, para que este riesgo no se materialice, es necesario un "compromiso constante" con el ajuste necesario por parte de los países miembros, así como una "determinada implementación"
de las decisiones tomadas a nivel europeo para completar el
fortalecimiento del marco institucional de la Unión Económica y
Monetaria.
Asimismo, subraya la "suma importancia" que tiene impulsar
la confianza de los mercados en la solidez de los balances de los bancos
de la eurozona, ante el riesgo de un mayor deterioro de la rentabilidad
de las entidades y la calidad del crédito debido a un entorno
macro-financiero "débil".
En este sentido, advierte de que los esfuerzos a nivel nacional
para mejorar la transparencia de los mercados, notablemente a través del
fortalecimiento de la revisión de la calidad de sus activos de forma
coordinada con las autoridades supervisoras, son "un paso clave" para aliviar las vulnerabilidades bancarias en la eurozona.
En tercer lugar, otro de los riesgos para la estabilidad de la
eurozona es que unos mercados financieros fragmentados aumenten las
tensiones en la financiación de los países que se encuentran bajo
presión. Por ello, ve crítico mejorar los fundamentos económicos de los
países e intentar romper los vínculos entre deuda soberana y bancos.
El BCE advierte de que la dimensión sistémica de estos tres
riesgos no se debe solo a su posible impacto a nivel individual, sino
también a su potencial amplificación como consecuencia de una posible
interrelación entre ellos.
En este contexto, el BCE destaca que, pese a los progresos
realizados hasta la fecha, es necesario continuar con el impulso para
mejorar la solidez del sistema financiero, al mismo tiempo que se
completan las bases de la unión monetaria y económica, "para fortalecer de forma duradera la estabilidad financiera de la eurozona".
En este sentido, afirma que las medidas adoptadas por la
institución han sido "críticas" no sólo para lograr su objetivo
principal de mantener la estabilidad de precios, sino también para
aliviar las tensiones financieras que, en algunos momentos, han llegado a
"niveles extremos".
Sin embargo, recalca que la acción política del BCE no puede hacer
frente a las causas de la fragmentación de los mercados financieros,
aunque haya "atenuado sus síntomas" al dar tiempo a los gobiernos y las instituciones financieras para hacer frente a las causas fundamentales de la crisis.
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