WASHINGTON.- El "abismo fiscal", una metáfora tomada de la naturaleza, fue creado
por miembros del Congreso de Estados Unidos, quienes lo diseñaron para
que fuera tan horrible como para que ellos y el presidente entraran en
razón y lo evitaran a último minuto.
El último minuto es ahora, en el inicio de esta semana de
sesiones del Congreso antes de que asuman los nuevos legisladores. Pero
no es para nada seguro que republicanos y demócratas estén listos para
hacer las concesiones necesarias para salir de la trampa que crearon en
agosto del 2011.
Con todo el tiempo disponible desde entonces, los optimistas
asumieron que, después de las elecciones de la semana pasada, el
Congreso y el Presidente Barack Obama tendrían un plan para evitar el
aumento de impuestos y los recortes automáticos al presupuesto por
600.000 millones de dólares que comenzarían en enero y amenazan con
arrastrar a la economía a una recesión.
Pero no fue así.
Algunos asumieron que la elección daría a un partido o al otro
una ventaja como para superar el punto muerto sobre cómo reducir el
déficit de la nación.
No lo hizo.
Ambas partes dicen pública y privadamente que tienen la ventaja
-y un mandato de los votantes para hacer las cosas a su manera. Aún
queda por verse si tales afirmaciones son sólo movidas iniciales.
Nuevamente, los optimistas asumen que las partes se salvarán a sí mismas, y al país, de la crisis que crearon.
Pero la confianza es baja, una de las razones de la caída de los mercados globales la semana pasada.
Ahora se puede presentar una metáfora diferente, tomada de la vida.
Durante 16 meses, demócratas y republicanos se han comportado
como marido y mujer en un mal divorcio, sin hablar entre ellos salvo a
través de insultos.
Ahora ellos verán si su difícil matrimonio se puede salvar, por
el bien de los hijos, que en este caso es la economía de Estados Unidos.
La no partidista Oficina de Presupuesto del Congreso reiteró la semana
pasada que caer al precipicio aumentaría la tasa de desempleo a un 9 por
ciento desde el actual 7,9 por ciento.
Para Obama, quien ganó otros cuatro años en la presidencia en la
elección del martes, este es el momento de presentar una "postura
equilibrada" para sanar los problemas fiscales del país.
Para los ojos de los demócratas, eso significa mantener bajas las
tasas de interés para los pobres y la clase media, mientras se obliga a
los ricos a pagar más impuestos a los ingresos.
El portavoz de la Casa Blanca Jay Carney reiteró la promesa del
presidente de vetar una ley que simplemente extienda los recortes
tributarios, que se crearon durante el gobierno del presidente George W.
Bush.
Si los republicanos aceptan mayores impuestos para los ricos, eso
abriría la puerta a acuerdos sobre una nueva ronda de recortes al
gasto, incluidos los delicados programas de ayuda social, como el
programa de salud Medicare para los ancianos, dicen algunos demócratas
en privado.
El republicano de mayor rango en el Congreso, el presidente de la
Cámara de Representantes, John Boehner, no lo ve de esa forma. El ha
afirmado durante largo tiempo que elevar los impuestos a quienes ganan
más dinero dañaría a la contratación en los pequeños negocios y frenaría
más a una ya lenta economía.
Como los votantes dieron a los republicanos otros dos años al
frente de la Cámara baja, Boehner sostiene que sería un error que Obama
llegue a la conclusión de que tiene un mandato de los votantes para
subir los impuestos.
"En lugar de subir los impuestos al pueblo estadounidense y
aceptar el daño que hará a nuestra economía, comencemos a solucionar el
problema", dijo el sábado Boehner en un discurso radial.
"Concentrémonos en una reforma tributaria que elimine los
resquicios de los intereses especiales y bajemos las tasas de interés",
agregó.
El problema es que una reforma tributaria tomaría meses, si no
años, en el Congreso, y los legisladores tiene apenas seis semanas para
evitar el abismo fiscal mediante al menos un acuerdo de corto plazo y
abordar una reforma fiscal más radical en los meses siguientes.
Un asesor demócrata de alto rango del Senado dijo que los
republicanos están "subestimando el púlpito que él (Obama) tiene. El se
va a concentrar en esto y sólo esto durante los próximos dos meses.
Ellos están subestimando su capacidad de influir en el pueblo
estadounidense" si bloquean un alza de impuestos a los ricos.
El asesor demócrata dijo que si Obama presenta un nuevo plan para
evitar el abismo fiscal que incluya mayores impuestos a los ricos, "la
reacción de Boehner a ese documento será el punto más importante" de la
próxima pelea.
Boehner podría rechazarlo como un plan sin futuro, o podría hallar "cosas buenas y decir, 'negociemos'", sostuvo el asesor.
Un asesor republicano de alto rango del Senado sostuvo que tu
partido tenía la ventaja. Si las negociaciones fracasan por el alza de
impuestos a los grupos de mayores ingresos, provocando que se eleven los
impuestos a todos los grupos en enero, "¿querrá Obama comenzar su nuevo
mandato llevando la economía a una recesión?", se preguntó el asesor.
Con la elección terminada, los demócratas y republicanos en el
Congreso esperan que Obama ofrezca nuevas ideas para lograr un acuerdo,
posiblemente antes de que inicie un viaje a Myanmar el fin de semana.
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