BRUSELAS.- Las
turbulencias que atraviesa Europa, la incertidumbre sobre el futuro de
las economías del Viejo Continente y la fortaleza de la divisa
comunitaria han espoleado el movimiento de capitales. Una situación en
la que sobresalen unos claros beneficiados: los paraísos fiscales. Las
inversiones procedentes de los miembros de la UE en estos países se elevaron en 2011 hasta los 58.900 millones de euros, una cifra once veces superior a los 5.300 millones registrados un año antes, según las estadísticas de inversión directa que publica Eurostat.
Luxemburgo
fue el país que destinó una mayor inversión directa, en este sentido:
desembolsó 44.300 millones de euros, cuatro veces más que el segundo
país del «ranking», Reino Unido, que sacó 10.000 millones de euros. En el caso de España los datos no están disponibles o resultan confidenciales.
Llama
la atención también el contraste entre el estancamiento de la economía
de la eurozona y el conjunto de la Unión Europea (UE) tras una
crecimiento del 0,0% en el primer trimestre de 2012 con el aumento de
los flujos de inversión por parte de los países miembros. En concreto, la
inversión directa hacia todos los socios comerciales (y no solo a los
paraísos fiscales) se incrementó desde los 145.600 millones de euros
hasta los 369.000 millones. En el caso de España, mientras tanto,
las inversiones directas en el extranjero se elevaron hasta los 18.800
millones de euros. Las procedentes del exterior, por su parte, se
cuantificaron en 15.200 millones.
En
general, los paraísos fiscales se sitúan como el segundo destino que
recibió mayores flujos de capital, solo por detrás de EE.UU., donde las
inversiones se alzaron hasta lo 110.700 millones de euros.
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