viernes, 27 de mayo de 2011

El movimiento español del 15-M debate su futuro

MADRID.- Los participantes del llamado movimiento 15-M, que mantienen desde hace dos semanas acampadas de protesta en plazas de varias ciudades españolas contra la situación económica y política del país, debatirán el domingo su futuro, que podría pasar por dar el relevo a los barrios para que sean éstos los que difundan a partir de ahora sus reivindicaciones.

Los organizadores calificaron de éxito la convocatoria para que los barrios fueran los centros de las asambleas populares que se celebran cada día en las plazas "tomadas" por los llamados "indignados", un movimiento que surgió en Internet y que ha aglutinado el descontento ciudadano, especialmente entre los jóvenes, por cuestiones como el desempleo, la corrupción o el bipartidismo.
"Los asistentes a las asambleas (...) se cuentan por miles, habiéndose superado en varios barrios el millar de personas", dijo un comunicado en la web madrid.tomalosbarrios.net, que definió las concentraciones de los barrios como un "espacio local de propuesta, convivencia y reflexión".
Las conclusiones de todas esas reuniones de vecinos se pondrán en común el domingo en la acampada más simbólica y numerosa, la de la Puerta del Sol de Madrid, que podría decidir esa noche desmantelar el campamento convertido casi en una miniciudad y descentralizarse en los barrios.
Lo que empezó el 15 de mayo con manifestaciones en distintas ciudades españolas exigiendo una "democracia real" de cara a las elecciones municipales y autonómicas del pasado domingo, pasó a ser una acampada espontánea en el centro de Madrid y otras plazas de provincias, y se ha convertido en un espacio en el que la gente puede expresar su hartazgo ante la situación del país.
Aunque después de las elecciones parecía que la "spanish revolution" perdía fuerza, la violenta intervención de la policía autónoma catalana para despejar hoy viernes la Plaza de Cataluña de Barcelona de los integrantes del movimiento 15-M, pareció relanzar de nuevo este inédito movimiento, que ha acabado con la imagen de apatía de la población, sobre todo la juvenil, después de tres años de crisis.
Pese a que en un principio los acampados defendían toda una variada serie de propuestas políticas, sociales y económicas, como cerrar las centrales nucleares o gravar las transacciones internacionales con un impuesto, esta semana se llegó a un consenso de mínimos para resumir sus principales reivindicaciones.
Los cuatro puntos consensuados que pide el movimiento 15-M son una reforma electoral más representativa y proporcional; la lucha contra la corrupción; la separación de los poderes públicos y la creación de mecanismos de control ciudadano sobre los políticos.
El movimiento, que sus participantes definen como apartidista, supone toda una novedad en España, donde apenas se habían registrado protestas pese a un nivel de desempleo que es el más alto de la Unión Europea y un duro recorte de gastos contra el estancamiento económico aprobado por el Gobierno del PSOE.

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