viernes, 18 de febrero de 2011

El G20 busca un acuerdo sobre los desequilibrios con las reticencias de BRICS


PARÍS.- Vestimentas elegantes y rostros sonrientes ofrecían hoy una imagen amable de los inicios de la conferencia ministerial del Grupo de los 20 (G20), pero detrás del telón predominaban las diferencias.

  Aunque la cena oficial de bienvenida esta noche en el Palacio de Marigny, a un costado del Elíseo, marcaba el momento crucial del evento, las sensaciones parecen encontradas a raíz de las distancias entre desarrollados y emergentes.

Poco después de su llegada, el ministro de Finanzas de Brasil, Guido Mantega recalcó que su país se opondrá a toda tentativa de imponer un control de precios a las materias primas.

Asimismo, reiteró que es contrario "a todo mecanismo de control o regulación del precio de las commodities".

Nuestra idea es proponer que avanzados y emergentes más dinámicos se unan en un programa de estímulo para la producción agrícola en países pobres, acotó Mantega, acompañado por el Gobernador del Banco Central de Brasil, Alexandre Tombini.

El titular del gigante suramericano tocó un punto hipersensible, los subsidios que conceden los más desarrollados a sus productos agrícolas y a los cuales se niegan a renunciar.

Argentina mantiene una postura similar a la brasileña que refleja según analistas los puntos de vista comunes en el Mercosur.

En tanto, México que copreside con Alemania un grupo de trabajo sobre el sistema monetario internacional en el G20, instó a los países asiáticos a adoptar tipos cambiarios flotantes para ayudar a eliminar los desequilibrios económicos mundiales.

El gobernador del Banco de México (Banxico), Agustín Carstens, pidió además al bloque de los más ricos consolidar sus finanzas públicas, para abrir un camino que reduzca los desequilibrios en el orbe.

China, que es uno de los protagonistas principales del G20, ya adelantó que no permitirá presiones de otras delegaciones respecto al tema monetario.

La cita se desarrolla hoy y mañana en Bercy, donde se encuentra la sede de las carteras de Economía, Finanzas e Industrias de Francia.

En al ambiente se asoma desde hace días las relaciones crispadas a raíz del expediente de Florence Cassez, una francesa condenada en México a 60 años de cárcel por varios delitos, entre ellos secuestro.

Aparentemente las tensiones han bajado y tal vez deje de dominar la conferencia a la cual asisten igualmente el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Gheithner, y el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke.

Los ministros de Finanzas del G20 abrían así en París una reunión de dos días para buscar un acuerdo sobre el modo de medir los desequilibrios económicos mundiales, con reticencias de los países BRICS a ceder a ciertas presiones de las naciones ricas. 

En el discurso de apertura de la reunión en el Elíseo, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, indicó que quiere "realzar el papel del FMI" (Fondo Monetario Internacional), que debe ser "la piedra angular de la cooperación" en el aspecto monetario mundial.

Sarkozy advirtió de que la "coordinación" en el G20 para afrontar la crisis es un "deber", y dijo que no había que "dar la prioridad a los intereses nacionales", porque esto significaría la "muerte" del grupo de potencias desarrolladas y emergentes.

Tras ser recibidos por Sarkozy, presidente en ejercicio del G20 hasta noviembre, los ministros de Finanzas y gobernadores de los bancos centrales tenían prevista una cena de trabajo.

Francia se ha puesto como objetivo principal de su presidencia la reforma del sistema monetario mundial, con la cual quiere poner fin a la 'guerra de divisas' originada por las medidas de varios países para impedir la valorización de sus monedas y favorecer sus exportaciones.

Según Estados Unidos y otras potencias occidentales, los actuales desequilibrios económicos mundiales tienen como gran responsable a China, que mantiene muy depreciado al yuan y acumula un descomunal excedente en su balanza comercial.

El primer paso para tratar de resolver el problema sería establecer indicadores económicos capaces de medir las diferencias entre los países, a fin de poner en marcha los procesos correctivos.

Según una fuente alemana, era "probable" un acuerdo sobre cinco criterios: saldo de cuentas corrientes, tasa cambiaria real, reservas cambiarias, déficit y deuda pública y ahorro privado.

Sin embargo, los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) rechazaron este viernes dos de esos indicadores, así como la idea de reglas globales de control de flujos de capitales, en un encuentro previo a la reunión del G20.

"Acordamos no tomar la cuenta corriente como indicador, sino tomar la cuenta de bienes y servicios (...). No estamos de acuerdo en establecer un límite para la acumulación de reservas", dijo el ministro brasileño de Hacienda, Guido Mantega, al referirse a dos de los puntos a los que se oponen los BRICS.

Los BRICS siguen este proceso de discusión en el G20 con desconfianza, ya que temen que las potencias desarrolladas quieran recuperar su crecimiento poniendo un freno a la dinámica del mundo emergente.

El año pasado, bajo presidencia surcoreana del G20, China y otros países se habían opuesto a una propuesta norteamericana de establecer un límite del 4% del PIB (Producto Interior Bruto) para los desequilibrios de cuentas corrientes.

Pero los BRICS no sólo están en contra ciertos indicadores, sino también contra el establecimiento de "reglas y límites" mundiales sobre los flujos de capitales, afirmó Mantega. 

"No estamos de acuerdo en establecer reglas y límites, porque cada país tiene su particularidad", señaló Mantega, al referirse a una idea de la presidencia francesa.

La presidencia francesa del G20 quiere establecer un "código de buena conducta" para regular los flujos mundiales de capitales, disparados por las atractivas tasas de interés de los países emergentes y las política monetarias expansivas de los desarrollados.

Los BRICS están preocupados por esos flujos, que podría provocar un recalentamiento de sus economías, pero preferirían por el momento que cada país tenga libertad para ir manejándolos. "Cada lugar tiene su tipo de capital buscando su tipo de activo", explicó Mantega al justificar la posición contraria a reglas mundiales sobre el tema.

Otro objetivo declarado de la presidencia francesa es establecer una mejor regulación de los mercados de materias primas para terminar con la especulación, aunque en esta cuestión se enfrenta con una fuerte oposición de países como Brasil y Argentina.

 Los BRICS rechazan la presión

Los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) rechazaron ya este viernes ciertos indicadores propuestos para medir los desequilibrios económicos mundiales, así como la idea de reglas globales de control de flujos de capitales, en un encuentro previo a la reunión de ministros de Finanzas del G20 en París. 

Al final de ese encuentro celebrado en un hotel de París, el ministro de Hacienda brasileño, Guido Mantega, dejó en claro las reticencias de estos países emergentes a plegarse a algunas exigencias de las potencias industrializadas para reducir los desequilibrios mundiales. "Acordamos no tomar la cuenta corriente como indicador, sino tomar la cuenta de bienes y servicios (...). No estamos de acuerdo en establecer un límite para la acumulación de reservas", dijo Mantega al referirse a dos de los puntos a los que se oponen los BRICS.

El saldo de cuentas corrientes y las reservas cambiarias son dos de los indicadores que algunos miembros del G20 quieren tomar en cuenta para medir la salud económica de cada país a la hora de afrontar los actuales desequilibrios mundiales.

Según una fuente alemana, es "probable" que el G20 llegue el sábado, al final de su reunión de dos días bajo presidencia francesa, a un acuerdo para tomar en cuenta esos dos criterios más la tasa cambiaria real, el déficit y deuda pública y ahorro privado.

El ministro ruso de Finanzas, Dimitri Pankin, confirmó la hostilidad de los BRICS contra la cuestión de las reservas cambiarias. "Nuestra principal preocupación es si Estados Unidos y el Reino Unido insisten para poner el monto de las reservas entre los indicadores", dijo. "¿Será posible encontrar un consenso en el seno del G20? Esa es la cuestión. Lo sabremos mañana", agregó Pankin.

Pero los BRICS no sólo están en contra ciertos indicadores, sino también contra el establecimiento de "reglas y límites" mundiales sobre los flujos de capitales, afirmó Mantega. 

"Se quería hacer una reglamentación sobre el flujo de capitales. Nosotros somos contrarios a esto. Hay una posición predominante en el grupo", señaló Mantega, al referirse a una idea de la presidencia francesa. "No estamos de acuerdo en establecer reglas y límites, porque cada país tiene su particularidad", dijo el ministro brasileño.

La presidencia francesa del G20 quiere establecer un "código de buena conducta" para regular los flujos mundiales de capitales, disparados por las atractivas tasas de interés de los países emergentes y las política monetarias expansivas de los desarrollados.

Los BRICS están preocupados por esos flujos, que podría provocar un recalentamiento de sus economías, pero preferirían por el momento que cada país tenga libertad para ir manejándolos. "Cada lugar tiene su tipo de capital buscando su tipo de activo", explicó Mantega al justificar la posición contraria a reglas mundiales sobre el tema.

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