viernes, 4 de diciembre de 2009

La crisis de Dubái lleva a los inversores a separar la paja del grano

LONDRES.- La preocupación planteada por la crisis producida por la deuda en Dubái tendría que incitar aún más a los inversores a discernir entre los diferentes países emergentes, aunque no calmará su apetito por estos mercados que continúan siendo demasiado atractivos, indicaron varios analistas.

A menudo más veloces para superar la crisis que las economías desarrolladas, los países emergentes han tenido hasta el momento el apoyo de los inversores, en especial porque sus índices bursátiles han mostrado progresiones espectaculares.

La última encuesta mensual de BofA Merrill Lynch Global Research realizada a los gerentes de fondos de inversiones ha revelado que el apetito por las acciones de los mercados emergentes se encontraba en su nivel más alto de los últimos cinco años.

Pero la crisis de la deuda de Dubái deprimió las bolsas emergentes durante varios días, especialmente en Asia, y despertó temores que no se limitan al Emirato.

Además de Dubái, Argentina, Venezuela, Vietnam, Ucrania, los países bálticos (Lituania, Letonia y Estonia), Hungría, Rumanía e incluso Grecia e Irlanda figuran entre los mercados desaconsejados de forma regular.

La selección reforzada entre naciones emergentes beneficia más que nunca a los grandes países, en primer lugar Brasil, India y China, cuyas plazas bursátiles han conocido crecimientos muy sostenidos desde principios de año.

Estos países seducen además de la buena resistencia de su demanda interna, que compensa de forma parcial la débil recuperación de los grandes mercados de exportación tradicionales, como EEUU y Europa Occidental.

Para el experto Guillaume Tresca, de Calyon, lo ocurrido en Dubái "no ha cambiado la visión global que se tenía de los países emergentes".

La mayoría de los grandes inversores considera que el escenario de un desempeño superior al de los países desarrollados "no ha sido cuestionado", explica por su lado Magda Branet, analista de Axa IM. Sin embargo, "esto recuerda a los inversores que es necesario ser discriminatorio y que cuando se habla de países emergentes no debe pensarse en un grupo compacto", subrayó el director de gestiones de Groupama AM, Romain Boscher.

En cuanto a lo ocurrido en el emirato, "Dubái no presentaba un riesgo sistémico", es decir,que amenaza al sistema financiero en su conjuto, y "no es un mercado emergente clásico", consideró el analista Joost Van Lenders, especialista en inversiones del banco Fortis Investment.

La particularidad de Dubái reside principalmente en su doble dependencia del endeudamiento y el inmobiliario, un cóctel explosivo.

Para los países considerados como arriesgados, las principales fuentes de preocupación de los inversores son el endeudamiento público, la recesión brutal o la inestabilidad cambiaria.

De todos modos, los inversores estiman que hoy en día ya se conoce bien la cartografía de riesgos emergentes y que no queda lugar para muchas sorpresas. Si el anuncio de Dubái sorprendió, las dificultades del emirato ya habían sido identificadas, afirman banqueros y analistas.

"Habrá sacudidas, pero que serán menores y poco sorprendentes para aquellos que han hecho bien su trabajo", indicó Boscher.

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