"Pecan de ilusos" aquellos que esperan que las autoridades eliminen "por decreto" la convivencia del peso convertible, CUC (la unidad corresponde a 1.08 dólares) y el peso cubano (21 pesos cubanos equivalen a un dólar), aseguró un análisis presentado por la revista mensual Palabra Nueva, de la Arquidiócesis de La Habana.
La población suele quejarse de que los salarios pagados en pesos cubanos no alcanzan para comprar los muchos bienes que por no estar subvencionados deben adquirirse en las tiendas que venden en CUC.
El sueldo medio en Cuba es de 408 pesos cubanos (unos 19 dólares) y algunos sectores entregan "estímulos" en divisa.
"El meollo del asunto no es tanto de moneda en sí, como la disponibilidad de mercancía... o sea de oferta", manifestó el artículo al destacar que si se eliminara el CUC ahora se generaría desabasto.
Otra posibilidad es que se suprimiera el CUC y los precios se adecuaran a la tasa de cambio lo cual "pondría al descubierto una tendencia inflacionaria que la presencia del peso convertible sirve para ocultar", destacó el artículo.
Desde el triunfo de la revolución hasta 1993, las autoridades prohibieron la circulación de otro papel de pago que no fuera el peso cubano pero cuando la crisis derivada de la caída de los aliados comunistas de la isla se hizo sentir se permitió el uso del dólar. Un año después comenzó a emitirse el CUC en paridad con el dólar.
En 2004 se eliminó la moneda estadounidense en un intento de retomar el control de las propias finanzas. EL CUC fue también revaluado, quedando este y el peso cubano.
"Estaremos en presencia de la convivencia monetaria durante un tiempo nada despreciable", agregó Palabra Nueva.
"Al peso convertible lo arrinconaremos con más producción o cuando el país cuente con una mayor capacidad importadora de bienes de consumo", diagnosticó el análisis.
Precisamente en el mes de mayo un documento del Banco Central circulado como material de estudio de los militantes del Partido Comunista de Cuba indicó que era recomendable eliminar la doble moneda, pero que no sería esta una "solución mágica" para elevar los salarios y podría generar desabasto.
En la misma dirección el nuevo presidente Raúl Castro inició desde su época de mandatario interino en 2007 una fuerte campaña para elevar la eficiencia y la productividad de su economía, un punto débil en la isla.
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