lunes, 16 de junio de 2008

Escasez y bajada de ventas en Argentina tras 100 días de conflicto agrario

BUENOS AIRES.- Falta de alimentos en góndolas de supermercados, escasez de gasoil y naftas, reducción de insumos industriales, caída del consumo y freno del mercado inmobiliario agitan el fantasma de crisis en Argentina, afectada por un lock-out agrario de casi 100 días.

Una treintena de rutas seguían semi-bloqueadas este lunes, en un día festivo en Argentina, donde miles de productores agropecuarios en rebeldía fiscal impedían el paso de camiones con cereales, en el marco de una huelga de comercialización de granos para exportación reanudada el sábado.

La protesta se recrudeció durante el fin de semana después de que la Gendarmería (policía de frontera) desalojara un bloqueo de la ruta 14, la del Mercosur, y detuviera por algunas horas a 19 manifestantes, incluido el carismático dirigente rural Alfredo de Angeli.

El nuevo lock-out agrario tiene previsto culminar el miércoles con una "jornada de lucha en todo el país", aunque De Angeli advirtió de que "si es necesario nos quedaremos cien días más en las rutas".

Para el mismo miércoles, el oficialismo convocó a un acto en la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada (gobierno), para respaldar la política económica de la presidenta Cristina Kirchner y rechazar lo que consideran un intento de desestabilización.

"Acá tiene que haber rendición incondicional de los sediciosos (por los agricultores). Esta disputa la vamos a dar en la calle, en cada lugar de la Argentina. Se convoca al pueblo a romper el golpe económico y a defender la democracia", desafió Luis D'Elía, un ex dirigente piquetero (pobres y desempleados) radicalizado aliado del gobierno.

El vicepresidente Julio Cobos se diferenció este lunes de la dureza oficial al exhortar al diálogo y pedir al Congreso que aporte ideas y propuestas para encontrar una salida al empantanado conflicto.

Cobos es un 'radical k' (por Kirchner), en alusión a un grupo escindido de la opositora Unión Cívica Radical (UCR, socialdemócrata) para aliarse con el gubernamental kirchnerismo (peronismo socialdemócrata) y ayudar a consagrar en las presidenciales de octubre pasado a Cristina Kirchner, con un 45,2% de los votos.

El gobierno se enfrenta la rebelión de los agricultores, que rechazan las retenciones (impuestos) móviles a las ventas externas de granos, en particular de la soja, cuya cosecha fue calculada este año en unos 24.000 millones de dólares.

Los efectos del prolongado conflicto se sienten ya fuertemente en el interior del país y se está empezando a percibir en Buenos Aires, debido a que a los piquetes parciales de agricultores se sumó la semana pasada la protesta de transportistas damnificados por el conflicto.

Largas filas de camiones se prolongaban durante horas en las carreteras, impidiendo o retrasando la llegada de las mercancías a destino, mientras camioneros del área de combustibles se negaban a hacer traslados por temor a incidentes.

El hasta hace poco pujante sector inmobiliario también registró en las últimas semanas una caída de entre el 20% y el 30%, según operadores. "La crisis del campo fue un impacto fuerte. El hombre del interior volcaba los excedentes de la cosecha en inversión inmobiliaria para él o sus hijos y ahora está expectante", aseguró Mario Gómez, director de la inmobiliaria Toribio Achával.

El paro agrario pone en jaque a un país que exporta anualmente unos 35.000 millones de dólares en productos alimentarios, más del 50% de las ventas externas.

Con un crecimiento promedio anual de casi el 9% desde 2003, Argentina debatía hace tan solo tres meses si desacelerar la economía para frenar la inflación. Pero el clima parece haber cambiado al punto que las ventas minoristas acumularon una caída del 0,4% en el lapso enero-mayo en la comparación interanual, lo que no se registraba desde la crisis de 2002, según la consultora Ecolatina.

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