LONDRES.- Boris Johnson, el candidato con más posibilidades para ser primer
ministro de Reino Unido, revisará, en caso de ganar, los llamados
impuestos sobre el “pecado”, productos con alto contenido de sal, grasa y
azúcar.
El impuesto británico sobre el azúcar de los refrescos
entró en vigor en abril en un esfuerzo por combatir la obesidad
infantil, y algunos funcionarios están estudiando la idea de gravar con
impuestos los productos con alto contenido de sal y grasa para continuar
con esta estrategia.
En
la pugna por sustituir a Theresa May, tanto Johnson, exalcalde de
Londres, como el ministro de Asuntos Exteriores, Jeremy Hunt, han
centrado su atención en cómo gobernarían un país que está profundamente
dividido tras el referéndum sobre la permanencia en la UE de 2016.
Johnson,
quien ha prometido sacar a Reino Unido de la Unión Europea el 31 de
octubre con o sin un acuerdo de salida que facilite la transición, dirá
en un discurso que pronunciará este miércoles, que la “revisión general”
analizaría si los llamados “impuestos al pecado” “afectan injustamente a
los que tienen ingresos más bajos”.
También
dirá que, como primer ministro, no aumentará ninguno de los impuestos
ni introduciría ninguno nuevo hasta que se complete la revisión,
añadiendo que se debería animar a la gente a estar sana y a hacer
ejercicio para perder peso en lugar de que se les impongan más
impuestos.
“Una vez que salgamos de la UE el 31 de octubre,
tendremos una oportunidad histórica de cambiar la forma en que se hace
política en este país”, dirá, según extractos del discurso difundidos
por su equipo. “Una buena manera de empezar sería basar la política
fiscal en pruebas claras”.
El mes pasado, una comisión
independiente que asesoraba a la Organización Mundial de la Salud (OMS)
se abstuvo de recomendar gravar las bebidas azucaradas después de no
lograr un consenso.
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