NUEVA YORK.- Gigantes
de la industria de combustibles fósiles como ExxonMobil y Royal Dutch
Shell mantienen una presencia desmesurada en las discusiones sobre el
clima mundial, trabajando para socavar el consenso científico y frenar
el avance de las iniciativas, según hallazgos publicados el miércoles
por una organización de monitoreo ambiental.
Un
informe del Climate Investigations Centre (CIC) afirma que asociaciones
comerciales de dicho sector han enviado a más de 6.400 delegados a
negociaciones sobre el clima desde 1995, incluidos representantes de
Shell, BP y ExxonMobil.
ExxonMobil declinó comentar. Royal Dutch Shell y BP no respondieron a solicitudes de comentarios.
Los
hallazgos del CIC se suman a un reporte de abril que acusó a la Global
Climate Coalition, un grupo industrial financiado por combustibles
fósiles, de buscar desacreditar al Panel Intergubernamental sobre el
Cambio Climático de la ONU (IPCC) y estropear el Protocolo de Kioto.
Aunque el GCC se disolvió en 2001, sus miembros siguen asistiendo a
eventos que representan a diferentes organizaciones, según datos del
CIC.
Exmiembros
de la GCC han asistido a eventos en representación de grupos como la
International Emissions Trading Association (IETA) y el Consejo
Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBSCD). Desde 2002,
los dos grupos se han combinado para enviar 2.673 delegados, según datos
del CIC. ExxonMobil, Shell y BP pertenecen al menos a uno de los
grupos, según los sitios web de los grupos comerciales.
Las empresas han
aportado en conjunto el 5,2% de los gases de efecto invernadero
industriales mundiales entre 1988 y 2015, según el informe The Carbon
Majors Database publicado por Carbon Disclosure Project.
"Si
bien la GCC desapareció, puede que su influencia persista", comentó
Jesse Bragg, director de medios de Corporate Accountability, una
organización activista internacional. El nuevo informe "conecta los
puntos y refuerza los argumentos de por qué los gobiernos deben dar un
vistazo a la influencia de las asociaciones comerciales de combustibles
fósiles a nivel internacional", añadió.
La
presencia de la industria de los combustibles fósiles es desde luego
necesaria en tales reuniones. Sin su cooperación sería imposible
implementar los cambios a gran escala esenciales para combatir el cambio
climático, pero hay una delgada línea entre la participación y la
obstrucción.
Activistas aseguran que ha sido difícil lograr que
organizaciones mundiales como la ONU reconsideren la participación de
representantes de los combustibles fósiles en el proceso. "No solo no
quieren una política, ni siquiera quieren un registro de ellos hablando
de ella", acusó Bragg. "Ese ha sido uno de los principales obstáculos
para abordar esto en primer lugar".
El
máximo ejecutivo de la IETA, Dirk Forrister, aseveró que la asociación
comercial no negocia. "Cumplimos con un código de conducta que respalda
los objetivos de la CMNUCC [Convención Marco de las Naciones Unidas
sobre el Cambio Climático] y respeta los diferentes puntos de vista de
las partes interesadas", declaró Forrister a Bloomberg en un correo
electrónico.
El WBCSD no respondió a una solicitud de comentarios.
"El
legado del impacto corporativo de los combustibles fósiles en el
proceso del CMNUCC y el IPCC es invisible e imposible de olvidar",
indicó el director de CIC, Kert Davies, en un comunicado.
"Los intereses
de los combustibles fósiles han intentado desde el principio obstruir e
infiltrarse en este difícil acuerdo mundial para garantizar que fracase
o falle en cada paso. Mientras ellos ganan, el planeta pierde".
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