ARGEL.- Una inmensa multitud
volvió a invadir el centro de Argel el viernes, el primero desde la
dimisión de Abdelaziz Buteflika luego de un mes de protestas, para
expresar su rechazo a que el entorno del expresidente se implique en la
transición política.
El expresidente de 82 años, disminuido por un
accidente cerebrovascular en 2013, dimitió el martes luego de 20 años
en el poder. Desde el 22 de febrero los argelinos se manifestaban para
que no se presentara a un quinto mandato en las elecciones que debían
celebrarse en abril y que el exmandatario acabó aplazando.
Determinados a deshacerse del "sistema", los argelinos volvieron salir a las calles, por séptimo viernes consecutivo.
En
Orán y en Constantina, las dos ciudades más importantes del país
después de Argel, así como en Batna (300 km al sureste de la capital) se
registraron importantes movilizaciones, según la televisión nacional.
"¡No
perdonaremos!", gritaban los manifestantes, en referencia a la carta de
despedida del expresidente en la que pidió perdón a los argelinos.
Said
Wafi, de 42 años, empleado de un banco público, llegó temprano a Argel
desde el interior del país. Quería "ser el primer manifestante contra el
sistema. La partida de Buteflika no quiere decir nada si sus hombres
siguen gestionando el país".
"Buteflika estaba muy
enfermo, no gobernaba en realidad y nada cambiará si se va sólo y deja a
sus hombres", dice Samir Uzin, un estudiante de 19 años.
En un
video publicado en internet, el abogado Mustapha Bushashi, una de las
voces de la contestación, llamó a los argelinos a que este viernes sea
"un gran día".
"La dimisión del presidente no significa que hayamos
ganado", advierte.
Los manifestantes piden la partida de Abdelkader Bensalah,
Tayeb Belaiz y Nuredin Bedui, tres hombres clave del aparato del poder
armado por Buteflika y a quienes la Constitución confía las riendas del
proceso de transición.
Bensalah, nombrado por Buteflika hace más
de 16 años como presidente del Consejo de la Nación (cámara alta), debe
reemplazar durante tres meses al expresidente el tiempo de organizar
nuevos comicios presidenciales, según la Constitución.
Tayeb Belaiz, que fue
ministro durante 16 años, casi sin interrupción, preside --por segunda
vez en su carrera-- el Consejo Constitucional, a cargo de controlar la
regularidad de los comicios.
El primer ministro Nuredin Bedui era
hasta su nombramiento el 11 de marzo el fiel ministro de Interior, "jefe
del fraude electoral y enemigo de las libertades", como lo calificó el
jueves el periódico El Watan.
"Respetar la Constitución" y
confiar la transición y la organización de elecciones a los que
encarnan el sistema que fracasó, "provocará probablemente más protestas,
los manifestantes dudan que las elecciones sean justas (...) y libres",
estima Isabelle Werenfels, investigadora del Instituto alemán para
Asuntos internacionales y de seguridad.
Los manifestantes piden
que se creen instituciones de transición para reformar el país y
organizar un marco jurídico que garantice elecciones libres.
"El post-Buteflika no
está claro. La calle y los partidos" de oposición "piden una nueva
Constitución, una nueva ley electoral", señala Hamza Meddeb,
investigador del Instituto universitario europeo de Florencia.
Argelia entra en "la fase más delicada, ya que la calle y las instituciones pueden dividirse", estimó.
El gran ganador del pulso con el entorno de Buteflika es
el general Ahmed Gaid Salah, jefe del Estado Mayor Conjunto de las
Fuerzas Armadas.
Pero, subraya
Hasni Abidi, director del Centro de estudios y de investigación del
mundo árabe y mediterráneo de Ginebra, "la calle argelina se convirtió
en el nuevo actor de la vida política argelina" y "no conocemos gran
cosa de las intenciones de los militares sobre la gestión del
post-Buteflika".
Aún
más cuando el general Gaid Salah es ampliamente percibido por los
manifestantes como un hombre del "sistema" Buteflika, a quien sirvió
fielmente hasta hace pocos días desde su nombramiento en 2004.
Los
argelinos conservan no obstante la esperanza: "Queremos recobrar
nuestra libertad, nuestra soberanía. (...) Espero vivir los suficiente
para asistir a la democracia en mi país", confió el viernes un
manifestante, Said Zerual, de 75 años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario