PARÍS.- El gobierno admitió
"disfunciones" en el dispositivo de seguridad establecido el sábado en
París, escenario de una de las protestas más violentas de los "chalecos
amarillos", y presentará el lunes propuestas para evitar que se repitan
escenas similares.
"El análisis de los eventos de ayer muestra"
que el dispositivo "no fue suficiente para contener la violencia y
evitar las acciones de los vándalos", informó la oficina del primer
ministro Edouard Philippe al término de una reunión extraordinaria para
analizar lo ocurrido.
Este mea culpa llega tras las fuertes críticas recibidas
por los violentos incidentes y desmanes que se produjeron la víspera en
la avenida de los Campos Elíseos de París, donde se saquearon e
incendiaron tiendas, con enormes destrozos.
"Debemos asumir todas las consecuencias de estas fallas", indicó el domingo la oficina del primer ministro.
El lunes por la mañana, el primer ministro presentará al presidente Emmanuel Macron propuestas para mejorar la seguridad.
La alcaldesa socialista de París, Anne Hidalgo, reclamó explicaciones al ejecutivo.
También
este domingo se anunció que dos comisiones del Senado convocaron para
el martes a los ministros de Interior, Christophe Castaner, y de
Economía, Bruno Le Maire, para que expliquen las medidas adoptadas "para
hacer frente a estos incidentes" y el impacto que tienen "sobre el
comercio y el atractivo de Francia para los inversores".
El
ministerio de Economía, entretanto, anunció la realización el lunes de
una reunión con organizaciones patronales para evaluar el impacto
económico de las protestas.
El presidente Macron prometió el
sábado por la noche, luego de interrumpir su fin de semana de esquí con
su esposa en los Pirineos franceses y regresar a París, medidas
"fuertes".
La 18ª jornada de
manifestaciones de los "chalecos amarillos", un movimiento de protesta
que desde mediados de noviembre denuncia la política social y fiscal del
gobierno de Macron, estuvo marcada por incidentes muy violentos en
París, en su mayoría provocados por gente vestida de negro y
enmascarados.
La protesta, anunciada como un "ultimátum" a Macron,
considerado por los manifestantes como "el presidente de los ricos",
fue una de las más violentas: fueron detenidas 200 personas, y en la
avenida de los Campos Elíseos se destrozaron al menos 80 negocios, de
los cuales unos veinte --joyerias y tiendas de lujo-- fueron saqueados o
incendiados.
"Espero
explicaciones" del gobierno declaró al periódico Le Parisien la
alcaldesa socialista de París, Anne Hidalgo, que dijo estar "realmente
enojada" por los incidentes.
"Mi sentimiento es que deberíamos ser
capaces de controlar una situación como la que acabamos de ver. Por
ello, una vez más, espero explicaciones. Estamos en el corazón de una
grave crisis social y política. Esas fracturas no pueden durar más. ¡Ya
no podemos seguir así!", dice Hidalgo en la entrevista.
"En París, los capuchas
negras reemplazaron a los 'chalecos amarillos'. Los Black Blocs
destruyen, queman, violentan en total impunidad", tuiteó la presidenta
del partido de extrema derecha Reagrupación Nacional, Marine Le Pen.
El
semanario Le Journal du Dimanche se interrogó: "¿Qué hizo la policía?".
"La importancia de los daños plantea interrogantes sobre la eficacia del dispositivo de seguridad", estima.
"La importancia de los daños plantea interrogantes sobre la eficacia del dispositivo de seguridad", estima.
Las redes sociales ardían de
críticas y las fotos de la avenida de los Campos Elíseos en llamas junto
a las del presidente esquiando en los Pirineos se compartían desde
todos los ángulos.
"¡Arde París y Macron frente a las cámaras
esquía!", "es repugnante de inconsciencia y de falta de respeto hacia
los franceses", tuiteó el domingo la eurodiputada de Los Republicanos
(oposición de derecha) Nadine Morano.
"Hay un gobierno que hoy,
evidentemente, no hace su trabajo", lanzó el domingo el primer
secretario del Partido Socialista, Olivier Faure.
Esta nueva manifestación
coincidió con el fin del "gran debate nacional", impulsado por el
gobierno para buscar una salida a la crisis.
En todo el país se
organizaron más de 10.300 reuniones, y 1,4 millones de contribuciones
fueron registradas en una página internet creada para ello.
El gobierno se dio hasta mediados de abril para decidir qué hará con las propuestas.
Sin
embargo, según una consulta, el 70% de los franceses no espera que haya
milagros y estima que el gran debate no permitirá salir de la crisis
que atraviesa el país.
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