EL PASO.- Christian Mejía creyó que tendría una oportunidad de salir de un centro
de detención de inmigrantes en una zona rural de Luisiana tras conseguir
un abogado para que lo ayudara a pedir asilo, pero entonces fue puesto
en cuarentena.
Un brote de paperas a comienzos de enero en el Centro de
Procesamiento de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de Pine Prairie,
en Estados Unidos, dejó a Mejía y cientos de otros detenidos en la
cárcel.
“Cuando hay un solo enfermo, todos pagan”, dijo Mejía,
de 19 años, en una entrevista telefónica desde el centro de Pine
Prairie, en la que relató sus semanas sin tener visitas y sin acceso a
la biblioteca y al comedor.
A su abogado no se le permitió
ingresar, pero su caso en la corte de inmigración siguió de todos modos a
través de videoconferencia. El 12 de febrero, un juez ordenó la
deportación de Mejía a Honduras.
El récord personas en los
centros de detención de inmigrantes durante el gobierno del presidente
Donald Trump ha generado preocupación entre defensores de los migrantes
por los brotes de enfermedades y las cuarentenas que limitan el acceso a
servicios legales.
Al 6 de marzo, más de 50.000 migrantes estaban detenidos, según datos de ICE.
Correos
electrónicos revelaron complicaciones para
manejar brotes de enfermedades como el de Pine Prairie, ya que los
inmigrantes detenidos a menudo son transferidos a todo el país y las
personas infectadas no necesariamente muestran síntomas de enfermedades
virales.
Se ha notificado a funcionarios de salud de ICE de 236
casos confirmados o probables de paperas en 51 centros de detención en
los últimos 12 meses, lo que se compara con ninguno entre enero de 2016 y
febrero de 2018.
El año pasado, se determinó que 423 detenidos
tenían influenza y 461 varicela. Las tres enfermedades se pueden
prevenir con vacunación.
Al 7 de marzo, un total de 2.287
detenidos fueron puestos en cuarentena en todo el país, dijo un funcionario de ICE que habló bajo condición de anonimato.
El
Comisionado de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, Kevin
McAleenan, había dicho el martes a periodistas que cambios demográficos
en la frontera sudoeste, con más inmigrantes centroamericanos, han
abrumado a los funcionarios de frontera y han planteado problemas de
salud.
“Estamos viendo que los inmigrantes llegan con
enfermedades y afecciones médicas en cifras sin precedentes”, dijo
McAleenan en una rueda de prensa.
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