BUDAPEST.- Miles
de húngaros participaron hoy en la cuarta jornada de una serie de
manifestaciones contra las políticas del primer ministro, el conservador
nacionalista Viktor Orbán, así como contra una polémica ley laboral
aprobada recientemente.
Sindicatos
y partidos políticos de oposición movilizaron a unas 10.000 personas,
muchas de ellas con alguna prenda blanca como símbolo del carácter no
violento de la marcha, según informa el portal de noticias hvg.hu.
"Feliz
Navidad, señor primer ministro", fue el lema de la protesta en alusión a
que Orbán en una discusión parlamentaria, al ser interrogado por la
oposición sobre las políticas de su Gobierno, se limitó a desear felices
fiestas.
La
chispa de estas protestas fue una polémica reforma denominada por sus
detractores "ley de esclavitud", que aumenta de 250 a 400 el número
máximo de horas extras permitidas por año, con lo que ciertos empleados
podrían verse obligados por sus jefes a trabajar seis días por semana.
La
ley, aprobada en una sesión llena de incidentes en la que los diputados
opositores trataron de imposibilitar el voto haciendo sonar pitos y
sirenas, permite además a los empleadores abonar esas horas extra hasta
36 meses después de haber sido trabajadas.
"No
seremos esclavos", "Fuera Orbán", "Feliz Navidad sin Orbán" o "Estamos
hartos", fueron algunas de las frases que los manifestantes gritaban hoy
mientras cruzaban el centro.
Antes
de que empezara la manifestación, los partidos de la oposición
advirtieron a los participantes de que podría haber provocadores en la
multitud, que "tratarán de generar disturbios, sirviendo los intereses
del Gobierno", señala hvg.hu.
La
marcha cruzó el centro de la ciudad, desde la plaza de los Héroes,
hasta la calle Alkotmány (Constitución), en las cercanías del
Parlamento, donde la protesta terminó con discursos de líderes de
partidos y sindicatos.
Las
tres marchas anteriores concluyeron delante del Parlamento con
enfrentamientos entre manifestantes y la policía, que utilizó gas
lacrimógeno para dispersar a los grupos más radicales y que arrestó a 57
personas en tres días.
Hoy
no solo en Budapest hubo manifestación, también en otras seis grandes
ciudades del país: Szeged, Békéscsaba, Debrecen, Miskolc, Veszprém y
Györ, así como en ciudades del extranjero, como Londres y Copenhague.
Orbán
y su partido conservador Fidesz, críticos con la democracia liberal y
muy contrarios a la inmigración, gobiernan Hungría con mayoría absoluta
desde 2010.
Todo por una ley laboral
Estos miles de húngaros se manifestaron en Budapest contra una nueva legislación laboral y la en su opinión autoritaria deriva del primer ministro nacionalista de derechas, Viktor Orban.
Todo por una ley laboral
Estos miles de húngaros se manifestaron en Budapest contra una nueva legislación laboral y la en su opinión autoritaria deriva del primer ministro nacionalista de derechas, Viktor Orban.
La protesta del domingo, con el lema de “Feliz Navidad Sr. primer
ministro”, era la cuarta manifestación en una semana convocada por los
partidos de oposición de izquierdas, grupos de estudiantes y ciudadanos
contra el Gobierno de Orban.
Los manifestantes agitaban banderas
húngaras y de la Unión Europea mientras caminaban desde la histórica
plaza de los Héroes hacia el Parlamento bajo un gélido frío invernal,
con pancartas que rezaban lemas como “¡No robéis!” y “¡Tribunales
independientes!”.
“El descontento está creciendo”, dijo Andi, de
26 años, estudiante de sociología que no quiso dar su apellido. “Han
aprobado dos leyes esta semana que... no contribuirán a los intereses
del pueblo húngaro”.
La
nueva legislación laboral permite que los empresarios soliciten hasta
400 horas de trabajo extra por año, por lo que los detractores la han
tachado de “ley de esclavos”.
El Gobierno también aprobó una ley
para establecer nuevos tribunales administrativos que dependerán del
Gobierno y supervisarán temas delicados como la ley electoral, las
protestas y los problemas de corrupción.
Orban se ha enfrentado a
menudo con Bruselas, ya que ha creado un sistema que sus críticos
consideran autocrático, reforzando su control sobre los tribunales y los
medios de comunicación.
Organismos de supervisión de los
derechos civiles dijeron que la nueva ley de los tribunales era una
erosión más de las instituciones democráticas bajo Orban, que llegó al
poder en 2010.
Desde
entonces ha modificado el sistema electoral para favorecer a su
gobernante partido Fidesz y ha puesto a sus partidarios al frente de las
instituciones públicas, mientras sus aliados se han enriquecido.
Orban fue reelegido en abril gracias a una feroz campaña contra la inmigración, frente a una oposición débil y fragmentada.
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