domingo, 29 de enero de 2017

El sueño británico del comercio global es la segunda mejor opción

LONDRES.- ¿Quién necesita a Europa cuando el mundo está disponible? La primera ministra británica Theresa May parece tener la esperanza de que los acuerdos comerciales con Estados Unidos, China y otros puedan contrarrestar los efectos de salir del mercado único europeo.

La reunión de May con Donald Trump podría haber allanado el camino para un acuerdo con la mayor economía del mundo. El presidente de EEUU ya ha dicho que daría la bienvenida a un rápido acuerdo. Pero cualquier pacto parece que no será suficiente para contrarrestar el comercio que Reino Unido perdería dejando la Unión Europea.
La geografía es un factor: cuando dos países están más cerca los flujos comerciales tienden a ser mayores, puesto que los costes del transporte y las barreras culturales son menores. La economía china es 15 veces más grande que la de Holanda, pero las exportaciones británicas que van a su vecino al otro lado del canal de La Mancha casi doblan a las que van a la república popular. Aunque la era digital debería hacer que la geografía fuera menos importante, hay pocas evidencias de esto en los datos comerciales.
La pertenencia al mercado único de Europa también ha dado al comercio transfronterizo un impulso extra. El comercio británico con los otros 27 miembros de la UE es un 55 por ciento mayor de lo que puede ser explicado por razones geográficas y de tamaño, según muestra un estudio del Centro para la Reforma Europea.
Asumamos que las exportaciones a la UE caen un 10 por ciento después del Brexit. Para compensar esta diferencia, Reino Unido necesitaría incrementar sus ventas a Estados Unidos más de un 25 por ciento o más que doblar sus exportaciones a China. Esto es optimista. En base al impacto de otros acuerdos históricos, los tratos con China y Estados Unidos impulsarían las exportaciones británicas a estos países hasta un 5 y un 8 por ciento respectivamente, según Monique Ebell, un economista del 'think tank' Niser de Londres. Estos efectos habitualmente tardan una década en materializarse completamente.
Los servicios, que suponen un 35 por ciento de las exportaciones británicas a la UE, son particularmente complicados. Reducir las barreras comerciales requiere un acuerdo sobre complejas reglas regulatorias como el mutuo reconocimiento de las licencias profesionales. Por lo tanto, banqueros, abogados y arquitectos podrían tener dificultades para remplazar los negocios perdidos en la UE con nuevos clientes en China, Estados Unidos o en otros países.
Theresa May quiere que Reino Unido "salga al mundo y redescubra su papel como una gran nación comercial global". Sin embargo, esta es la segunda mejor opción después de retener sus lazos con la UE.

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