LISBOA.- Los trabajadores del
sector público en Portugal volverán a tener una jornada laboral de 35
horas semanales por iniciativa de la izquierda lusa, que votó a favor de
forma unánime una medida espinosa y aún polémica.
La decisión, aprobada esta semana después de largos trámites
parlamentarios, entrará en vigor a partir del 1 de julio, justo tres
años después de que el anterior Gobierno, de signo conservador, optara
por ampliar su jornada laboral a 40 horas semanales como parte del
paquete de ajustes encaminado a equilibrar las cuentas.
El sector público luso emplea hoy a cerca de 650.000 personas, aproximadamente un 12 % de la población activa del país.
La recuperación de las 35 horas se convirtió en uno de los grandes
caballos de batalla de los socios de izquierda del actual Ejecutivo
socialista, cuya llegada al poder se produjo únicamente gracias a su
apoyo en la Cámara.
La cuestión puso a prueba la "cintura" del primer ministro, António
Costa, y del resto de su gabinete, a favor de reducir el horario de los
funcionarios pero de forma gradual a lo largo del año.
Presionado por sus aliados de izquierda y los sindicatos, el Gobierno
se vio abocado a permitirlo, aunque mantiene públicamente su exigencia
de que esta readaptación al horario original no suponga un mayor coste
al erario público, objetivo que algunos ponen en duda que pueda
cumplirse.
En la práctica, esta condición puede implicar que la medida entre en
vigor de forma progresiva en algunas áreas, sobre todo, en sanidad.
Los enfermeros son protagonistas de este debate, y de hecho ya
amenazaron con ir a la huelga si se hacía con ellos una excepción.
La prensa local publicó que sería necesario contratar en torno a
2.000 enfermeros por todo el país para poder aplicar el nuevo horario
sin ver afectado el servicio, lo que supondría un incremento del gasto
público.
El ministro de Finanzas, Mário Centeno, admitió que la sanidad sería
el único sector con costes para el Estado, que calculó en torno a los 27
millones de euros.
El debate no parece todavía completamente cerrado, y el líder del
principal sindicato del país, Arménio Carlos, también advirtió nada más
ser aprobada la medida que persisten algunas divergencias.
Esta reducción de 40 a 35 horas semanales no es extensiva a los
empleados públicos con contrato individual de trabajo, por lo que
deberán ser negociadas nuevas soluciones con los sindicatos.
Desde la oposición, el presidente de los socialdemócratas lusos,
Pedro Passos Coelho, utilizó esta reposición como munición para atacar
al Gobierno, debido precisamente al "impacto presupuestario en las
cuentas" de este nuevo reajuste.
A sus dudas se sumaron también recientemente los técnicos del Fondo
Monetario Internacional (FMI), que destacaron los "riesgos" inherentes a
la medida y volvieron a cuestionar la estrategia del actual Ejecutivo
portugués.
Desde la toma de posesión de António Costa hace seis meses, el
Gobierno ha aprobado varias medidas dirigidas a revertir las políticas
de austeridad implementadas durante la anterior legislatura, marcada por
el programa de ajustes y recortes firmado con la UE y el FMI a cambio
de su rescate financiero.
En estos meses, los socialistas -con el apoyo de la izquierda-
bajaron ligeramente algunos impuestos directos, comenzaron a restituir
el salario de los funcionarios previo a los recortes y elevaron tanto el
salario mínimo como algunos complementos sociales dirigidos a los
pensionistas y a los más desfavorecidos.
Por el momento, el inédito acuerdo entre del PS con el Bloque de
Izquierda -hermanado con Podemos y Syriza e la UE-, el Partido Comunista
y Los Verdes goza aparentemente de buena salud pese a las divergencias
ideológicas.
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