FRÁNCFORT.- El Banco Central Europeo (BCE)
no llevará los tipos de interés hasta un territorio "absurdamente
negativo", según ha asegurado el representante francés en el directorio
de la entidad, Benoit Coeuré, quien ha subrayado que los tipos de
interés negativos no son la principal herramienta del instituto emisor.
"Los tipos de interés negativos no son nuestro principal
instrumento, sólo respaldan nuestra política", señala el banquero en una
entrevista concedida al semanario 'Politico', donde apunta que el BCE
"no está falto de instrumentos" y será capaz de hacer frente a
situaciones adversas si fuera necesario.
Cuestionado sobre el impacto de la política monetaria del BCE en
la rentabilidad de los bancos europeos, Coeuré destaca que en general
esta ha mejorado, aunque admite que el efecto es diferente en función
del modelo de negocio de cada entidad.
"Saben que no llevaremos los tipos a un territorio absurdamente
negativo. Pero nunca podemos descartar movimientos futuros", sentencia
el banquero.
Por otro lado, el directivo francés del BCE reconoce que la
discusión académica sobre el 'dinero desde el helicóptero' ('helicopter
money') resulta "emocionante" desde la perspectiva de un economista,
pero subraya que no forma parte en estos momentos de los planteamientos
del Consejo de Gobierno.
"Si decidiéramos entrar en esa discusión, tendríamos que abordar
muchas cuestiones, incluyendo cómo funcionaría en la práctica, cómo
encajaría con nuestra política monetaria y, finalmente, cómo nos
aseguramos de que no traspasa la línea entre política monetaria y
fiscal", apunta Coeuré.
"Para ser honestos, no veo cómo podría funcionar sin compartir
algún tipo de riesgo, lo que podría ser práctica y legalmente
problemático", añade.
El banquero recuerda que la política monetaria tiene un horizonte a
corto y medio plazo, mientras que corresponde a los gobiernos actuar
para impulsar el crecimiento a largo plazo.
En este sentido, Coeuré opina que deben aplicarse políticas
estructurales y fiscales allá donde haya margen en términos de calidad y
cantidad, pero advierte de que no le corresponde al BCE determinar los
detalles de lo que deben hacer los gobiernos.
"La idea de que el banco central debería ser el gendarme de la
política económica entre los países del euro simplemente no funciona",
concluye.
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