BANGKOK.- La relación entre
China y los países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático
(ASEAN) ha estado marcada en las últimas dos décadas por un beneficio
mutuo a través del comercio, aunque también por disputas territoriales y
una creciente hegemonía de Pekín.
Con una relación que se remonta a varios siglos atrás, China estrechó
sus lazos con ASEAN a partir de las reformas de apertura económica en
el gigante asiático en los años 70 y tras el fin de la Guerra Fría en
los años 90 del siglo XX.
China, con un balance comercial de unos 379.200 millones de dólares
(unos 349.000 millones de euros) con ASEAN entre enero y octubre de
2015, es el principal socio económico de la región.
El gigante asiático invierte millones de dólares en infraestructuras,
envía a millones de turistas y, también, utiliza su autoridad para
influir en algunos países de la región.
La reciente desaparición de dos disidentes chinos en circunstancias
no aclaradas en Tailandia, y que luego han aparecido en China, ha
levantado las sospechas y preocupación en relación con el influjo de
Pekín.
Gui Minhai, un librero disidente chino-sueco, desapareció el pasado
octubre de Tailandia y, semanas más tarde, apareció en China confesando
en televisión su supuesta implicación hace doce años en un accidente de
tráfico en el que murió una joven.
Gui, que preparaba un libro sobre las aventuras amorosas del
presidente chino, Xi Jinping, es una de las cinco personas desaparecidas
en relación con el trabajo de la editorial independiente Mighty
Current, con sede en Hong Kong y que publicaba material crítico sobre
China.
Según el diario New York Times, otro periodista disidente chino, Li
Xin, también desapareció en Tailandia a comienzos de enero, tras tratar
de exiliarse a Estados Unidos para tratar de huir de su país.
Un investigador de Amnistía Internacional confirmó en Pekín que
el periodista, que había trabajado como informante y quería cambiar de
vida, se encuentra en un lugar no determinado del territorio chino.
El Gobierno tailandés, en poder de los militares tras el golpe de
Estado de 2014, también extraditó a China a dos disidentes chinos con
estatus de refugiados el pasado noviembre y unos meses antes a decenas
de musulmanes uigures, una minoría que libra un conflicto separatista en
el oeste del gigante asiático.
Camboya, que recibe donaciones millonarias del Gobierno chino,
también es considerado un país cercano a Pekín, sobre todo por su
renuencia a consensuar una postura común en ASEAN sobre las disputas
territoriales con Pekín en el Mar de China Meridional.
El profesor chino Yang Baoyun, de la Universidad de Thammasat, en
Bangkok, prefiere hablar de la "relación cultural, política y económica"
más que de "influencia" porque no cree que China quiera "imponerse" a
los países de ASEAN.
"Los países del Sudeste Asiático son muy importantes para la política
exterior de China, que busca una relación de buenos vecinos en el campo
político, económico, de desarrollo, cultural...", precisó Yang,
experto en las relaciones entre China y ASEAN.
El académico chino destacó la red de carreteras y vías de ferrocarril
en el Sudeste Asiático dentro del proyecto de Pekín para crear una red
de comunicaciones por tierra y mar a través de la antigua "ruta de la
seda" por Oriente Medio y Rusia hacia Europa.
China también ha construido un gasoducto/oleoducto para transportar
gas y petróleo desde el océano Índico hasta la provincia china de
Yunnan, a través de Birmania (Myanmar).
En el Mar de China Meridional, el Gobierno chino reclama
prácticamente la totalidad del mar y las islas agrupadas en su mayoría
en los archipiélagos de las Spratly y Paracel, mientras que Vietnam,
Filipinas, Malasia e Indonesia reivindican su soberanía en parte del mar
y los territorios insulares.
Según Yang, este contencioso marítimo se debe principalmente a las
tensiones provocadas por el aumento de la importancia de Pekín en la
región y el desafío que supone a la hegemonía que ha ejercido en el
ultimo medio siglo Estados Unidos en el océano Pacífico.
El único tema que el profesor chino prefiere no comentar son los
casos de Li Xin y Gui Minhai, que sí preocupan gravemente a
organizaciones en defensa de los derechos humanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario