WASHINGTON.- El ingreso de Cuba
en el Banco Interamericano de Desarrollo sería un paso "clave" para su
apertura económica, ya que permitiría acceder a financiación y
asistencia técnica necesaria en su complejo proceso de transición,
aseguraron hoy varios expertos del centro de estudios Atlantic Council.
"El objetivo debe ser ayudar a los cubanos a alcanzar un derecho
básico, como es el de la libertad económica y ganarse un futuro por sí
mismos", apuntó el presidente del Consejo de Negocios EEUU-Cuba, Carlos
Gutiérrez.
En la presentación de un informe del Atlantic Council en conferencia
telefónica, el que fue secretario de Comercio de EEUU entre 2005-2009
calificó de "tremendamente simbólico" el viaje del presidente Barack
Obama a Cuba los próximos 21 y 22 de marzo, el primero de un gobernante
estadounidense en 88 años.
"Obama debería dejar claro que Cuba es bienvenido al orden financiero
mundial cuando esté en La Habana", subrayó asimismo Jason Marczak,
director de la Iniciativa de Crecimiento de Latinoamérica del Atlantic
Council.
El informe, elaborado por el exfuncionario del Banco Central de Cuba
Pavel Vidal y el antiguo economista jefe del Tesoro de EEUU Michael
Klein, argumenta que un "paso clave" para acceder a financiación externa
sería la entrada de Cuba en el BID.
Klein explicó que este ingreso permitiría ofrecer "un sello de
aprobación" de instituciones con fuerte credibilidad, lo que allanaría
el camino para la muy necesaria inversión extranjera y "facilitaría
asistencia técnica en el complejo" proceso de transición, especialmente
en lo referente al doble sistema cambiario.
De acuerdo con la normativa del BID, para incluir a un nuevo miembro,
éste deberá primero formar parte de la Organización de Estados
Americanos (OEA), algo a lo que ha sido invitado formalmente Cuba, pero
que La Habana ha declinado por ahora.
Asimismo, la ley Helms-Burton de 1996, obliga a los representantes de
EEUU a votar en contra de la entrada de Cuba en estos organismos
internacionales.
Ante esta maraña legal, un primer paso de acuerdo al estudio de Vidal
y Klein sería "suavizar" la transición con medidas concretas por parte
de EE.UU. que sí podría tomar Obama de manera unilateral, en la línea de
las adoptadas recientemente como el restablecimiento de los vuelos
regulares comerciales directos y el servicio postal entre ambos países.
Además, permitirse el uso del dólar en las transacciones financieras
internacionales con Cuba y asegurar a los bancos extranjeros que no
serían perseguidos por operar con Cuba.
Precisamente, la semana pasada el ministro cubano de Comercio,
Rodrigo Malmierca, en la primera visita de un funcionario de su cargo a
Washington en 50 años, insistió en que estas medidas ayudarían a Cuba en
el "camino de no retorno" que se ha embarcado para "actualizar" su
política económica.
Por parte cubana, el informe insta a una "progresiva liberalización
financiera" y dar luz verde a la instalación de sucursales de entidades
extranjeras en Cuba para comenzar a ofrecer financiación a empresas y
ciudadanos.
"La inversión privada no puede repuntar sin la financiación necesaria a través de un sistema eficaz", dijo Klein.
Uno de los grandes desafíos, reconocieron los expertos, es el sistema
de doble moneda: el peso convertible CUC es la divisa fuerte en la que
se vende buena parte de los productos y servicios de la isla, mientras
que la mayor parte de los cubanos recibe su salario en pesos cubanos
CUP.
Actualmente, un CUC, que tiene paridad con el dólar, equivale a 24
CUP y el consiguiente desequilibrio cambiario genera enormes
distorsiones económicas.
Por ello, dijo Klein, es fundamental diseñar un proceso en el que se
establezca "un día cero", fecha en la que ambas monedas se unifiquen,
algo que deberá ser gestionado de manera gradual para no provocar que se
dispare la inflación.
Desde el restablecimiento de las relaciones bilaterales, anunciado en
diciembre de 2014, el Gobierno de Obama ha adoptado varias medidas para
atenuar el embargo comercial vigente desde 1962, el mayor obstáculo
para la normalización plena.
Sin embargo, este embargo solo puede ser revocado por el Congreso,
actualmente controlado por los republicanos y que se muestran firmemente
opuestos a suprimirlo.
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