martes, 19 de enero de 2016

Irán, ‘open for business’ / Antonio Sánchez-Gijón *

Entre el 22 y el 24 de febrero, la Iran Petroleum Company presentará en Londres el nuevo contrato (Iranian Petroleum Contract) que ofrecerá a partir de ahora a los inversores extranjeros en esa industria. Es uno de los primeros resultados del levantamiento oficial de las sanciones europeas contra Irán por su programa nuclear, y de una parte de las impuestas por los Estados Unidos.
El lla­mado Joint Comprehensive Plan of Action (JCPOA) re­cibió el visto bueno del Organismo Internacional de la Energía Atómica el día 16, con lo que Irán queda ‘open for bu­si­ness’, y no sólo en el campo de la ener­gía. Europa le­van­tará de in­me­diato sus san­ciones co­mer­ciales y fi­nan­cie­ras, y los Estados Unidos irán re­ti­rán­dolas a pla­zos, según la na­tu­ra­leza de cada una.

El JCPOA li­mita las in­ves­ti­ga­ciones de energía ató­mica para usos ci­viles du­rante quince años. Los desa­rro­llos más di­rec­ta­mente con­du­centes a una po­sible arma nu­clear se ha­llarán bajo ins­pec­ción in­ter­na­cional du­rante vein­ti­cinco.

Seyed Mehdi Hosseini, pre­si­dente del co­mité para la Reestructuración de Contratos de Petróleo, ha anun­ciado los planes del go­bierno y de la com­pañía es­tatal para in­cre­mentar sus­tan­cial­mente la pro­duc­ción. Irán es­pera añadir 500.000 ba­rri­le­s/día a su ac­tual pro­duc­ción en una se­mana, y otro au­mento de 500.000 b/d en seis me­ses. Estimaciones mo­de­radas cal­culan que Irán tiene un stock de al menos 25 mi­llones de ba­rriles de pe­tróleo y con­den­sa­dos. Se cal­cula que Europa re­ci­birá en las pró­ximas se­manas pe­tróleo iraní a un ritmo de 200.000 b/d.

Hosseini ha ad­ver­tido a las com­pañías ex­tran­jeras que in­viertan u ofrezcan sus ser­vi­cios a Irán que se van a en­con­trar una in­dus­tria ener­gé­tica local muy com­pe­ti­tiva, de­bido a la ne­ce­sidad que ha te­nido de pre­pa­rarse para so­bre­vivir en con­di­ciones muy ad­ver­sas. La du­ra­ción de los con­tratos se podrá pro­longar a vein­ti­cinco años.

Cambios en al­gunas ex­pec­ta­tivas na­cio­nales

La en­trada de más pe­tró­leo, en un mer­cado ya sa­tu­rado y con pre­cios a la baja, es una pé­sima no­ticia para de­ter­mi­nados paí­ses, como Venezuela, Ecuador, Rusia, Brasil, etc. También es una razón más para que los otros grandes pro­duc­tores del Golfo (Arabia Saudí, Kuwait, etc.) man­tengan su po­lí­tica de pre­cios ba­jos, al ob­jeto de frus­trar las ex­pec­ta­tivas de Irán, de ase­gu­rarse rá­pi­da­mente fuertes in­gresos por su ener­gía.

Se es­tima que para que el pre­si­dente Rouhani cumpla sus planes eco­nó­micos ne­ce­si­taría un pe­tróleo a $60/barril. Sin em­bargo, el ba­rril Brent bajó a $29 el viernes pa­sado.

Las fi­nanzas de los países de la Unión Europea tienen el viento en popa en ma­teria de ener­gía, al menos du­rante este año. Pero si los pre­cios del pe­tróleo se re­cu­pe­ran, Europa tendrá di­fi­cul­tades para man­tener su mo­desto cre­ci­miento ac­tual. El caso de España es par­ti­cu­lar. Los dos meses de in­cer­ti­dumbre po­lí­tica vi­vidos desde las elec­ciones ge­ne­rales de di­ciem­bre, y los que aún pueden estar por de­lante de­bido a la di­fi­cultad de formar go­bierno, restan di­na­mismo y con­fianza a los agentes eco­nó­micos y al propio go­bierno, des­apro­ve­chando la bo­nanza de los pre­cios ba­jos, que nor­mal­mente sería la opor­tu­nidad de dar un fuerte es­tí­mulo a la eco­no­mía.

Teherán se marcó hace tiempo el ob­je­tivo de seis mi­llones b/d de pe­tró­leo, que hoy pa­rece im­po­sible de al­canzar en el plazo corto o me­dio. Primero, hay ex­ceso de oferta para el nivel de pre­cios que Irán ne­ce­sita. Segundo, el re­greso de las com­pañías oc­ci­den­tales al mer­cado iraní es­tará con­di­cio­nado por la con­fianza po­lí­tica en la es­ta­bi­lidad in­terna del ré­gi­men. Si en los años 90 del pa­sado siglo sólo dos grandes com­pañías oc­ci­den­ta­les, Total y ENI, se aven­tu­raron a tra­bajar en Irán a pesar de las di­fi­cul­tades de tipo po­lí­tico, la con­fianza de los in­ver­sores se hundió du­rante los ocho años de man­dato pre­si­den­cial de Mahmud Ahmadinejad (2005-2013), en los que Teherán si­guió una po­lí­tica de­li­be­rada de hos­ti­ga­mientos hacia los in­tereses oc­ci­den­ta­les.

La vi­gencia de vein­ti­cinco años de los con­tratos sus­cita la cues­tión de si el ré­gimen es o no cons­ti­tu­cio­nal­mente tan es­table como para ga­ran­ti­zarlos du­rante ese pe­riodo. El ac­tual pre­si­dente, Hassan Rouhani, se ve fre­nado en sus in­tentos de li­be­ra­li­za­ción del ré­gimen por la Guardia Nacional Revolucionaria, que tiene su propia agenda po­lí­tica en lo in­te­rior y lo in­ter­na­cio­nal. Según se sos­pe­cha, la GNR era la prin­cipal fuerza pro­mo­tora del arma nu­clear. El man­dato de Rouhani fi­na­liza en 2017, y su con­ti­nuidad en la pre­si­dencia re­quiere de un de­li­cado ba­lance de las fuerzas po­lí­ticas y re­li­gio­sas. El líder su­premo, Alí Jamenei, que ha res­pal­dado las ne­go­cia­ciones nu­clea­res, es un hombre muy ma­yor.

Irán se re­fuerza tanto en el Golfo como en Oriente Medio

Irán re­ci­birá pró­xi­ma­mente una fuerte in­yec­ción de li­qui­dez, con el ac­ceso a unos $100.00 mi­llones que se es­tima tiene in­mo­vi­li­zados en en­ti­dades obli­gadas a ha­cerlo, de­bido al ré­gimen de san­ciones de las Naciones Unidas.

Aparte, na­tu­ral­mente, de la pre­vi­sible sa­tis­fac­ción de mu­chas de­mandas de con­sumo, con­te­nidas du­rante años, ese di­nero puede servir para la ad­qui­si­ción de bienes de ca­pital que re­nueven la planta in­dus­trial. Uno de los más pro­ba­bles be­ne­fi­cia­rios sería Airbus, con una de­manda po­ten­cial de 114 aviones de trans­por­tes.. El le­van­ta­miento de las san­ciones fue ca­li­fi­cado por Rouhani como “un cambio de rumbo para la eco­no­mía”. Además, aña­dió, “abren un nuevo ca­pí­tulo en las re­la­ciones de Irán con el mun­do”.

Si en la si­tua­ción re­cién creada Irán queda reha­bi­li­tado ante la co­mu­nidad in­ter­na­cio­nal, o no, es una cues­tión ardua de di­lu­ci­dar. Arabia Saudí y otros países del Golfo verán con in­quietud un au­mento del po­ten­cial eco­nó­mico de Teherán, que le per­mi­tiría sin gran ‘dolor’ ayudar a sus aliados en la Península Arábiga: en Yemen, Bahrein, e in­cluso a los chiitas de Arabia Saudí. Además, por su­puesto, de la Siria de al-As­sad, be­ne­fi­ciaria di­recta de la ayuda fi­nan­ciera y mi­litar de Teherán. Desde ese punto de vista, Rusia, uno de los miem­bros del co­mité de po­ten­cias ga­rantes del JCPOA, ve re­for­zado el trián­gulo Moscú-Teherán-Damasco, en de­tri­mento de las fuerzas re­beldes si­rias y del lla­mado Estado Islámico.

Ankara debe mirar con cau­telas el cre­ci­miento de sus in­ter­cam­bios co­mer­ciales con Irán, porque la nueva si­tua­ción ofrece a este país me­jores opor­tu­ni­dades para desa­rro­llarse como gran po­tencia re­gio­nal, con in­tereses es­tra­té­gicos dis­tin­tos, si no opuestos a los de Turquía, dada la in­tensa ri­va­lidad desatada en estos mo­mentos entre las sec­ciones su­nita y chiita del Islam, que tanto Turquía como Irán quieren li­de­rar.


(*) Periodista español


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