PEKÍN.- El primer ministro
chino, Li Keqiang, aseguró hoy que su Gobierno tiene "muchas"
herramientas a su disposición para incentivar la economía si es
necesario, aunque advirtió de que hará falta mucho esfuerzo para lograr
el objetivo de crecimiento del 7 % para este año.
En la única rueda de prensa que ofrece cada año y con la que se cerró
el plenario anual de la Asamblea Nacional Popular, Li insistió en la
firmeza del Ejecutivo en combatir la corrupción y la contaminación, los
dos problemas más graves que afronta el país a nivel interno, a la vez
que mostró una postura dialogante con rivales exteriores como Estados
Unidos y Japón.
La economía, con el crecimiento ralentizándose hasta niveles no
conocidos en el último cuarto de siglo, centró buena parte de la
comparecencia de Li, y el jefe del Gobierno se esforzó en diluir los
temores a que la ralentización china llegue a ser profunda y afectar a
la economía mundial.
Li recalcó que el aumento del Producto Interior Bruto (PIB) previsto
para este año, del 7 %, ya es una cifra "media-alta", y aunque subrayó
que "no será fácil" lograrla, dejó claro que el Gobierno de Pekín hará
todo lo posible para alcanzar esa meta y crear el número de empleos
necesario para mantener la estabilidad.
En este sentido, el primer ministro destacó la parte positiva de que
"en los últimos años no hemos adoptado políticas de estímulo firmes a
corto plazo, por lo que podemos decir que nuestro margen de maniobra es
relativamente amplio".
Aún así, advirtió de que si la desaceleración del crecimiento llega
más allá de un margen "razonable" y afecta al empleo, "tomaremos medidas
de estabilización". Para ello, aseguró que Pekín tiene "muchas"
herramientas a su disposición, aunque no ofreció detalles.
En los últimos seis meses, el Banco Popular de China ha recortado en
dos ocasiones los tipos de interés y ha realizado diversos tipos de
inyecciones de capital en el sistema financiero para reforzar los
cimientos de una economía que se quiere enfriar de forma controlada.
Una buena parte del crecimiento de este año se logrará gracias a
nuevas medidas de liberalización y reforma de la economía, y Li avanzó
que habrá medidas dolorosas aunque el Gobierno no dudará en sacarlas
adelante.
La reforma "no es como cortarse las uñas, sino como cortarse la
propia piel con un cuchillo", aseguró de forma gráfica el ministro, si
bien no dijo nada sobre las esperadas reformas en los gigantes
industriales de propiedad estatal.
Aunque la economía dominó la rueda de prensa, organizada en el Gran
Palacio del Pueblo con la asistencia de más de 800 informadores, también
se trataron otras cuestiones como la continuación de la lucha contra
dos de las cuestiones que más preocupan a la población del gigante
asiático: la corrupción campante y la grave contaminación.
Tras un año en el que han sido detenidos dos importantes "tigres"
como el exministro de Seguridad Zhou Yongkang, y Ling Jihua, exasistente
personal del antiguo presidente, Hu Jintao, el primer ministro aseguró
no solo que se intensificarán las acciones contra los corruptos, sino
que "no habrá sitio para la inacción de los altos cargos, la
incompetencia o la indolencia" en esta lucha.
Preguntado por el mensaje de un documental sobre la contaminación que
fue censurado recientemente por las autoridades tras más de 200
millones de visionados por internet, Li reconoció que las medidas
tomadas por el Gobierno chino necesitan tiempo para surtir efecto.
Pero también envió un mensaje a todos los niveles administrativos
para que "adopten el coraje para castigar la negligencia y los abusos"
en materia medioambiental.
En política exterior ofreció un mensaje muy comedido, en especial a
los principales rivales de Pekín en el ámbito internacional, y más en
concreto EE.UU., para cuya relación bilateral vio muchas posibilidades,
sobre todo si prospera el tratado bilateral de inversiones que ambas
potencias están negociando.
Luego está Japón, con el que vuelven a registrarse disputas
dialécticas debido a que Pekín no percibe que Tokio haya realizado una
suficiente admisión de sus crímenes bélicos, más aún en un año en el que
se va a conmemorar el 70 aniversario del final de la Segunda Guerra
Mundial.
Li mantuvo una línea más suave hacia el país vecino de la que mostró
hace una semana su ministro de Asuntos Exteriores, Wang Yi, y lanzó
incluso el anzuelo de los importantes vínculos económicos.
"Si Japón es consecuente, puede haber una nueva oportunidad para el
crecimiento de las relaciones chino-japonesas, también en el campo
empresarial", aseguró hoy el primer ministro.
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