ATENAS.- Tras el espectro de la salida del
euro, la cuestión de la posible insolvencia de Grecia centra los últimos
días de la campaña de las elecciones legislativas del 25 de enero, en
las que el partido de izquierda Syriza sigue encabezando los sondeos.
Por
su parte, el gobierno de coalición entre conservadores y socialistas,
liderado por Antonis Samaras, intenta recuperar terreno advirtiendo a
los electores de la precariedad de las finanzas del país.
El líder
de Syriza, Alexis Tsipras, aspira a una mayoría absoluta, consciente de
que un gobierno de coalición le obligaría a renunciar a parte de su
programa. Sin embargo, ningún sondeo hasta ahora le da esa mayoría de
151 escaños.
Además, varios indicadores económicos han alimentado
este semana el discurso alarmista del gobierno de coalición de Samaras.
En primer lugar, al menos dos de los cuatro principales bancos griegos
del país, anticipando una posible falta de liquidez, pidieron al Banco
Central Europeo (BCE) recurrir al programa de liquidez de urgencia.
Además,
los contribuyentes parecen haber suspendido el pago de sus impuestos,
lo que supone millones de euros perdidos para el Estado. "Es un error
pensar que con Syriza no se pagarán impuestos", reaccionó Alexis Tsipras
en un tuit.
Durante toda la semana, el ministro de Finanzas,
Guikas Hardouvelis, ha estado advirtiendo de la debilidad financiera del
país. Según el ministro, Grecia tendrá muchas dificultades si no recibe
antes de finales de febrero los 7.200 millones de euros de préstamos de
la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, que depende de los
resultados sobre una auditoría en curso sobre las finanzas del país.
Las
autoridades de la Unión Europea parecen, por su parte, resignadas a
tener que extender el plan de ayuda a Grecia. "No habrá gobierno griego
antes del 10 de febrero, por lo que Grecia tendrá que pedir una nueva
extensión" del plan de ayuda, indicó una fuente europea.
El gobierno de Atenas tiene que devolver en 2015 unos 20.000 millones de euros en préstamos.
La
incertidumbre sobre las finanzas griegas coincide con la esperada
reunión del Banco Central Europeo (BCE) el próximo jueves, cuando podría
lanzar un programa de recompra de deuda de los estados, la llamada
expansión cuantitativa, para luchar contra la deflación y estimular la
economía europea.
Grecia podría quedar, sin embargo, fuera de ese
programa por la incertidumbre política y por la intención de Syriza, en
caso de victoria, de renegociar la deuda y poner fin a las condiciones
del rescate impuestas por la UE y el Fondo Monetario Internacional.
A
pesar de todas estas incógnitas, "los sondeos muestran que el miedo no
es un criterio que afecte al electorado", según Thomas Gerakis, director
del instituto Marc. Además, "muchos electores de Syriza vienen de Nueva
Democracia", el partido de Samaras.
Los sondeos de los últimos
días dan la una ventaja de entre 2 y 4,5 puntos a Syriza (entre un 29,6%
y un 35,4% de los votos), frente a Nueva Democracia (entre un 25,8% y
un 30,8%), una cifras que reflejan la polarización del electorado, entre
el que se cuentan entre un 10 y un 15% de indecisos.
"El voto de
adhesión es minoritario entre los votantes de Syriza, que se beneficia
de la hostilidad contra el gobierno", asegura Thomas Gerakis. Otra
analista, Georges Sfertzis, considera que las expectativas de los
votantes de Syriza son "muy bajas" y que "no creen en los milagros".
Los
sondeos también revelan que muchos votantes preferirían un gobierno de
unión nacional, a pesar de que Syriza ha pedido un "mandato claro".
"Queremos tener las manos libres", dijo este domingo Alexis Tsipras en
una entrevista concedida al periódico Ethnos.
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