BARCELONA.- La alternativa al
AVE español a La Meca podría ser franco-china, según fuentes próximas al
consorcio entre doce empresas de aquí y dos saudíes. La advertencia
dada desde Riad, tras un año sin respuesta española contundente para
aportar la tecnología suficiente como para garantizar en plazo el
funcionamiento de un AVE en el desierto y en condiciones óptimas, ha
conducido al actual punto de incertidumbre.
Si
bien es cierto que ni franceses ni chinos tienen experiencia y
tecnología para cubrir la exigencia saudí, durante estos meses se puede
haber fraguado a base de contactos discretos con la competencia una
alternativa al contrato con España a raíz de las disensiones internas
aparecidas en el consorcio inicial, que sólo denotaría la impotencia
para dominar las condiciones ambientales dadas y el echar la culpa a
otros del presumible fracaso que se avecina ante los saudíes y el resto
del mundo musulmán.
Aunque
la ministra española de Fomento, Ana Pastor, se mostró segura hace unos
meses de que en el Centro de Estudios y Experimentación de Obras
Públicas (CEDEX) se investigaría a fondo y sin dilaciones como para
poder dar esa respuesta contundente, lo cierto es que nada se ha sabido
después de los progresos de esas investigaciones de ingeniería como para
tranquilizar a los saudíes, que ya dudan de los conocimientos españoles
para poder lograr el objetivo a que se comprometieron, comenzando por
el rey Juan Carlos I, ante el monarca saudí.
Persiste, pues, cierta inquietud y reservas en saudíes del más alto nivel y sensibilidad
sobre la capacidad tecnológica española para hacer funcionar un AVE en
el implacable desierto arábigo sin importantes sobrecostes añadidos a la
cifra contratada de 6.736.000.000 €.
Aparte de esa duda razonable, hay quien aquí está en condiciones de afirmar que los autores del proyecto han obviado definitivas condiciones ambientales extremas de sol, arena y polvo del desierto, resistencia y fatiga de materiales frente a las altas temperaturas gran parte del año, y no han integrado, además, los factores culturales inherentes a su utilización ni sopesado, por supuesto, aspectos más políticos e internos, con las consecuencias fatales que acarrearía un eventual fracaso sonado, para opciones de futuro de la 'marca España' y el AVE en todo el mundo, especialmente el árabe y musulmán.
En estos meses, no parece que una debilitada España posea ya el I+D+i más elemental, que posibilitaría alcanzar suficiente excelencia tecnológica como para hacer funcionar un AVE en condiciones ambientales tan extremas y con plena seguridad para sus usuarios y para el éxito final del proyecto Medina-Yeda-La Meca.
Aparte de esa duda razonable, hay quien aquí está en condiciones de afirmar que los autores del proyecto han obviado definitivas condiciones ambientales extremas de sol, arena y polvo del desierto, resistencia y fatiga de materiales frente a las altas temperaturas gran parte del año, y no han integrado, además, los factores culturales inherentes a su utilización ni sopesado, por supuesto, aspectos más políticos e internos, con las consecuencias fatales que acarrearía un eventual fracaso sonado, para opciones de futuro de la 'marca España' y el AVE en todo el mundo, especialmente el árabe y musulmán.
En estos meses, no parece que una debilitada España posea ya el I+D+i más elemental, que posibilitaría alcanzar suficiente excelencia tecnológica como para hacer funcionar un AVE en condiciones ambientales tan extremas y con plena seguridad para sus usuarios y para el éxito final del proyecto Medina-Yeda-La Meca.
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