WASHINGTON.- El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha
reclamado que se mantengan los esfuerzos para apoyar el necesario
crecimiento de la economía mundial, y ha pedido en concreto a los bancos
centrales de los países avanzados que mantengan su política
acomodaticia aunque la inflación y la situación económica exijan una
subida de tipos.
En la actualización de su informe 'Perspectiva Económica Mundial',
el FMI señala que el crecimiento mundial más débil de lo previsto para
el primer semestre de este año demuestra que sigue "siendo
prioritario elevar el crecimiento efectivo y potencial en la mayoría de
las economías".
En este sentido, añade que, aunque factores temporales han
incidido en la desaceleración en las principales economías avanzadas en
el primer trimestre, aún no se ha observado un fuerte impulso de la
demanda, a pesar de que los tipos siguen en un nivel muy bajo y de que
los factores que frenan la recuperación, como la consolidación fiscal y
las condiciones financieras restrictivas, han disminuido.
"Por lo tanto, la política monetaria debería seguir siendo
acomodaticia en todas las principales economías avanzadas, aunque las
perspectivas de inflación y capacidad económica ociosa en el escenario
base exijan una normalización gradual en diferentes momentos", remarca.
Asimismo, la institución dirigida por Christine Lagarde también
defiende que el ritmo y la composición del ajuste fiscal deberían
adaptarse con el fin de apoyar la recuperación y el crecimiento a largo
plazo.
En esta línea, vuelve a señalar que en muchas economías, tanto
avanzadas como de mercados emergentes, se necesitan "urgentemente
reformas estructurales para afianzar el crecimiento potencial o para
lograr un crecimiento más sostenible".
Por otro lado, reclama que se complete la reforma de las
regulaciones financieras y se sigan desarrollando y utilizando las
herramientas macroprudenciales para limitar los riesgos a la estabilidad
financiera relacionados con el nivel bajo y continuo de las tasas de
interés.
En el caso de las economías emergentes y en desarrollo, apunta que
aún están adaptándose a las condiciones financieras más restrictivas y
al aumento implícito del coste del capital, así como a trayectorias más
débiles del crecimiento a medio plazo. Por ello, señala que las opciones
de política para apoyar el crecimiento son más limitadas y tienen un
escaso margen de maniobra de la política macroeconómica.
Para ayudar a crear ese margen de maniobra, apuesta por permitir
que los tipos de cambio respondan a la evolución de los fundamentos
económicos y, según corresponda, aborden los problemas de presión
inflacionaria y credibilidad de las políticas.
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