LISBOA.- La presión que ejercen los mercados sobre la deuda soberana de
Portugal se mantiene en niveles similares a los de hace una semana,
ligeramente por debajo del 3,7 % en sus títulos a diez años, tasas que
no se veían desde 2006.
El brusco descenso de los intereses
exigidos por los inversores en el mercado secundario -en el que se
compran y venden las obligaciones adquiridas en subasta pública-
registrado desde principios de 2014 coincide con la proximidad del final
del rescate luso, del que prevé salir oficialmente el 17 de mayo.
Ante
el inminente cierre del programa de asistencia financiera firmado por
las autoridades del país hace tres años con la UE y el Fondo Monetario
Internacional (FMI), falta sólo por saber si el Gobierno luso optará por
una salida limpia como Irlanda o prefiere recurrir a una línea de
crédito preventiva concedida por sus socios comunitarios.
El
alivio de la presión de los mercados -en enero sus títulos a diez años
cotizaban por encima del 6 %- permite a Portugal debatir entre estas dos
posibilidades y enterrar definitivamente la opción de necesitar de un
segundo rescate, como le ocurrió a Grecia.
Después de dejar de
recibir los fondos del préstamo de 78.000 millones de euros suscrito en
mayo de 2011, el país se verá obligado a recuperar su calendario regular
de emisiones de deuda a largo plazo, un tipo de obligaciones -con
vencimiento superior a dos años- que no necesitó vender gracias
precisamente a la ayuda internacional que recibió.
La semana
pasada, el Tesoro portugués logró colocar 750 millones de euros en
títulos a diez años a cambio de una rentabilidad del 3,57 %, muy similar
a la exigida en el mercado secundario.
La penalización de sus
títulos a dos y cinco años rondaba hoy el 1,14 y el 2,5 %, muy lejos de
los máximos históricos que marcó a principios de 2012, cuando la
desconfianza de los mercados hacia Portugal disparó estas tasas por
encima del 20%.
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