ATENAS.- El Producto Interno Bruto (PIB) de Grecia se redujo un 3,7 por ciento
en 2013, lo que confirmó el sexto año de recesión a partir de los datos
económicos ofrecidos hoy por la Agencia Nacional de
Estadísticas(Elstat).
Durante 22 trimestres consecutivos la economía helena cayó más de un 26
por ciento y para el año en curso las previsiones anuncian cifras
positivas, en parte gracias al ambicioso plan de infraestructuras por un
importe de 7.500 millones de euros, un 2,7 por ciento del PIB, que
estará financiado en su mayor parte por subvenciones de la Unión
Europea.
Pero los informes de Elstat también mostraron que el Índice de Precios al Consumo se encuentra bajo mínimos, debido a la caída de la demanda a números negativos impulsada por la contracción de los salarios, la práctica desaparición de las ayudas sociales y el creciente aumento de los impuestos.
2013 se cerró por primera vez en 45 años con número negativos y el último resultado, correspondiente a enero de 2014 situó la deflación en el 1,5 por ciento.
La persistencia de este fenómeno preocupa tanto a las autoridades griegas como a las europeas pues obedece al impacto de las medidas de austeridad y no a una racionalización de la estructura de precios o de las políticas económicas.
De hecho las familias griegas perdieron cerca de un 40 por ciento de su poder adquisitivo desde el inicio de los programas de ajuste neoliberal, y el desempleo aumentó durante el mismo periodo en un 169 por ciento, afectando a tres de cada diez personas laboralmente activas.
Pero los informes de Elstat también mostraron que el Índice de Precios al Consumo se encuentra bajo mínimos, debido a la caída de la demanda a números negativos impulsada por la contracción de los salarios, la práctica desaparición de las ayudas sociales y el creciente aumento de los impuestos.
2013 se cerró por primera vez en 45 años con número negativos y el último resultado, correspondiente a enero de 2014 situó la deflación en el 1,5 por ciento.
La persistencia de este fenómeno preocupa tanto a las autoridades griegas como a las europeas pues obedece al impacto de las medidas de austeridad y no a una racionalización de la estructura de precios o de las políticas económicas.
De hecho las familias griegas perdieron cerca de un 40 por ciento de su poder adquisitivo desde el inicio de los programas de ajuste neoliberal, y el desempleo aumentó durante el mismo periodo en un 169 por ciento, afectando a tres de cada diez personas laboralmente activas.
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