jueves, 12 de septiembre de 2013

Discrepo, lo peor está por llegar / Juan Laborda *

La profunda crisis sistémica que atraviesa, en líneas generales, la inmensa mayoría de los países occidentales ha servido de excusa para que las mismas élites político-financieras que la generaron sometan a la ciudadanía al mayor empobrecimiento de los últimos setenta años. La evidencia empírica reciente, que detallaremos, es demoledora. Ello supone una salida en falso de la crisis, de manera que no solo no habrá una recuperación económica sostenible sino que la dinámica de la actual recesión se agudizará en los siguientes trimestres y el colapso a nivel económico, financiero y social de Occidente será total.

Por eso, palabras como las del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, además de hilarantes provocan, siendo muy comedidos, repulsión. Como también son más que discutibles las previsiones de todas aquellas instituciones que de manera adaptativa van actualizando sus expectativas sin que al final olieran, por ejemplo, la doble recesión en la que entró nuestro país en la segunda mitad de 2011. Como tampoco se enteran de la que se está montando.

La concentración de renta anticipa una Gran Depresión
En su momento presentamos el estudio realizado por el profesor de finanzas la Universidad de Chicago Amir Sufi para Estados Unidos sobre la distribución del dolor económico de la crisis actual según niveles de renta. Las cifras hasta 2010 no dejaban lugar a dudas. Para los hogares más pobres y para las clases medias, la crisis económica borró 20 años de acumulación de patrimonio neto. En cambio, el descenso para los más ricos fue apenas marginal.

Los resultados de otro estudio, con datos actualizados hasta 2012, realizado por los profesores Emmanuel Saez y Thomas Piketty de la Universidad de Berkeley y de la Paris School of Economics, respectivamente, aún son más demoledores. Todo se resume en el impactante gráfico adjunto. El 10% de las personas de mayor renta se llevó más de la mitad de los ingresos totales del país en 2012, el nivel más alto registrado desde que el Gobierno estadounidense comenzó a recopilar los datos pertinentes hace un siglo. El 1% más rico se llevó la quinta parte de los ingresos obtenidos por los estadounidenses, uno de los más altos niveles en el registro desde 1913, cuando el Gobierno instituyó un impuesto sobre la renta.

Las cifras ponen de manifiesto que Estados Unidos, Occidente en general, y muy especialmente nuestra querida España, se encuentran inmersos en lo que de manera sarcástica los escritores Mark Twain y Charles Dudley denominaron “The Gilded Age”, una aparente nueva Edad de Oro que en realidad ocultaba profundos problemas sociales que al final acabarían estallando. En el momento actual la concentración de rentas es exactamente igual a los años que precedieron a la Gran Depresión.

No es extraño, por lo tanto, que algunos de los más ricos se sientan exultantes. El colapso causado por el fraude bancario generalizado apenas les ha afectado, en tanto que ha acabado con la mayor parte de lo acumulado durante los años de crecimiento por las clases medias y bajas.

Esta situación ha sido en gran medida el resultado de las decisiones políticas y fiscales que han sido realizadas por los gobiernos occidentales en los últimos veinte años, en los que se fomentó una economía financieramente depredadora. Las burbujas financieras son a menudo mecanismos de transferencia de riqueza, y en nuestro país, además, responsables de un empobrecimiento generalizado, cuando finalmente acaban estallando.

Desigualdad, rescates bancarios y política monetaria
A diferencia de la mayoría de los ciudadanos, la élite bancaria y financiera tiene la mayor parte de su riqueza financiera en activos de deuda y derivados de todo tipo, que se evaporarían si se dejasen caer a los bancos. Si se reestructurara el sistema bancario y se redujera su tamaño acorde con la economía real, serían los más ricos y poderosos los grandes perdedores. Obviamente ni lo han tolerado ni lo tolerarán. En su lugar, diseñaron una estructura de ahorro para la economía en la que su riqueza se mantiene, así como las instituciones que la controlan, y lo han hecho a nuestra costa.

Para ello iniciaron una nueva huida hacia adelante a través de las expansiones cuantitativas de los Bancos Centrales que se han convertido en la nueva centrifugadora del riesgo de mercado. En el momento actual la inmensa mayoría de activos de riesgo están sobrevalorados. Sin embargo estas burbujas están a punto de estallar, lo que llevará a la mayor caída coordinada de precios de activos de riesgo de la historia. Y les aseguro que si eso ocurre la burbuja inmobiliaria será un juego de niños.

Esto mismo está pasando en nuestra querida España. Mientras que se rescata con dinero público a una casta financiera y política quebrada, se somete a la ciudadanía al mayor empobrecimiento de los últimos cuarenta años. La única razón por la que nuestros gobernantes insistieron en el rescate de los bancos es que al hacerlo los ricos y los poderosos simplemente se rescatan a sí mismos y garantizan la continuidad de un sistema que les conviene perfectamente. Sin embargo, no solo es el egoísmo, hay algo más, detrás se oculta toda una teoría de legitimación para confundir a los críticos y adormecer a los incautos.

(*) Economista y estratega jefe de varias entidades financieras

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