MADRID.- España logró terminar el año 2012 sin recurrir a la
ayuda financiera del Banco Central Europeo (BCE), pero queda a merced de
los mercados en 2013: cualquier subida de los intereses de su deuda
hará difícil evitar el rescate europeo, consideran los analistas.
"El país está tomando la dirección adecuada, cumpliendo con la
reducción de déficit", afirma Rafael Pampillón, director de análisis
económicos en la Escuela de Negocios IE, pero "al final, todo depende de
los mercados", recuerda.
Un cambio en la política económica italiana, nuevas dudas sobre la
capacidad de España para hacer frente a sus vencimiento de deuda: muchos
son los factores que pueden volver a disparar la prima de riesgo
española -la diferencia entre lo que pagan España y Alemania por
financiarse a diez años- a niveles difícilmente sostenibles, subraya
este economista.
Durante el verano, la prima de riesgo de la cuarta economía de la
zona euro superó los 600 puntos y pocos pensaron que podría escapar de
la ayuda europea. Pero el anuncio en septiembre de la creación de un
mecanismo que permite al BCE comprar deuda de forma ilimitada de los
países de la eurozona que lo soliciten bastó para marcar un punto de
inflexión y calmar la tensión de los mercados.
Desde entonces, la mayoría de economistas y responsables políticos
coinciden en que la probabilidad de un rescate español es menor, al
menos a corto plazo. "No es imposible que lo pidan (el rescate) pero
intentarán retrasarlo todo lo que puedan. Y en este momento parece que
pueden hacerlo durante mucho tiempo", considera Edward Hugh, economista
británico que reside en Barcelona.
Sin embargo, el país, enfrentado a una economía en recesión y a un
elevado déficit público, no se ha librado del escepticismo de los
inversores. La prima de riesgo, que muestra el grado de recelo de los
mercados, cerró el viernes en 394 puntos.
Este nivel no es "viable" a largo plazo, según Jesús Castillo,
economista de Natixis, quien subraya que aunque las tasas a 10 años
fijen el coste al que se financia el gobierno, también determinan en
gran parte la financiación de empresas y hogares. "Si la economía
española está ahora asfixiada, es porque un nivel de tipos de interés
alto mata todo proyecto de inversión", explica.
Una lógica que parece defender el rescate: la compra de deuda
española por el BCE aportaría una bocanada de aire fresco a la economía,
que tiene más de un 25% de la población activa desempleada y cuyo PIB
debería bajar un 0,5% en 2013, tras una contracción del 1,5% en 2012,
según las previsiones del Gobierno.
El presidente Mariano Rajoy repite incesantemente que se decidirá por
el rescate en función "del interés general" del país. Sin embargo,
aparte de la política de austeridad sin precedentes aplicada por su
Ejecutivo, debe considerar las contrapartidas que Bruselas podría
exigirle a cambio de una ayuda, así como el coste político de un
rescate.
Según un sondeo publicado la semana pasada por la empresa de estudios
InvyMark para una cadena española de televisión, el 54,5% de los
encuestados considera que Rajoy no debería pedir el rescate, frente al
31,5% que estiman aconsejable hacerlo. Más de dos tercios (el 69,1%),
por otro lado, consideran que una ayuda europea no sería positiva para
los ciudadanos españoles.
En cuanto a la patronal española, que incitaba en septiembre a Madrid
a pedir el rescate a Bruselas, se volvió mucho más prudente en sus
últimas declaraciones, considerando que nuevos recortes en el gasto
público podrían ser contraproducentes. "Es urgente esperar" podría
convertirse en un eslógan de moda en 2013, ya que los mercados podrían
encontrarlo ventajoso: "en la situación actual, es difícil encontrar un
alto rendimiento y su deuda es buena para ese rendimiento", subraya
Hugh.
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