BRUSELAS.- Los jefes de Estado y de Gobierno de los
Veintisiete aprobarán en la cumbre que celebran la semana que viene una
hoja de ruta con medidas y calendario cuyo objetivo es corregir los
defectos de la unión monetaria que han agravado la crisis y garantizar
la irreversibilidad del euro.
La hoja de ruta no incluye de momento la emisión de eurobonos ni
ningún tipo de deuda conjunta y aplaza la creación de un fondo
anticrisis específico para la eurozona -que financiaría reformas en los
países con problemas- a después de 2014, según el borrador de
conclusiones de la cumbre.
La emisión de deuda conjunta ha sido propuesta por la Comisión
-que quiere empezar a crear euroletras antes de 5 años- y cuenta con el
apoyo de Francia y España. Pero Alemania rechaza de plano esta opción y ha conseguido imponer su tesis.
Según la hoja de ruta, la primera fase (que cubre 2012 y 2013)
tendrá como prioridad garantizar la sostenibilidad presupuestaria y "romper el vínculo entre bancos y Estados".
Para ello, los líderes europeos reclaman completar la legislación que
refuerza el Pacto de Estabilidad y da más poderes a la Comisión para
intervenir en los presupuestos nacionales y aprobar la creación del
supervisor bancario único.
Antes de marzo de 2013 deberá acordarse el "marco operativo" para que el fondo de rescate (MEDE) "tenga la posibilidad de recapitalizar bancos directamente".
La segunda fase cubre el periodo 2013 y 2014 y comprende tres
medidas fundamentales. En primer lugar, la Comisión presentará el año
que viene una propuesta para crear un fondo de liquidación único para
bancos con problemas "protegiendo a los contribuyentes en el contexto de crisis bancaria".
Además, se pondrá en marcha un mecanismo que obligará a los
Estados miembros a informar al resto de socios con carácter previo de
cualquier reforma económica importante que pretendan emprender.
Finalmente, los países de la eurozona estarán obligados a firmar
contratos bilaterales con las instituciones de la UE que recojan las
reformas a las que se hayan comprometido siguiendo las recomendaciones
de Bruselas.
La tercera fase de la hoja de ruta se deja para después de 2014 y podría hacer necesaria una reforma de los Tratados al exigir una mayor cesión de soberanía y más solidaridad entre los Estados miembros.
En primer lugar, los líderes europeos se plantean crear "una
capacidad presupuestaria bien definida y limitada para mejorar la
absorción de graves impactos económicos que afectan a un país mediante
un sistema de seguro a nivel central".
"Ello mejoraría la resistencia de la zona euro en su conjunto y
completaría los acuerdos contractuales desarrollados en la segunda
fase", apuntan las conclusiones. En paralelo, aumentaría la
coordinación de políticas económicas, en particular en las áreas de
impuestos y empleos.
Sin citar en ningún momento los eurobonos o siquiera las euroletras, el documento señala que "a
medida que la unión monetaria evoluciona hacia una integración más
profunda, deberán examinarse más otras cuestiones importantes". Pero deja esta tarea para después de las elecciones europeas de 2014.
Los líderes europeos reiteran que los Estados miembros deben "proseguir políticas presupuestarias sólidas" pero al mismo tiempo poner en marcha reformas que fomenten el crecimiento, la competitividad y el empleo.
"A este respecto, las posibilidades ofrecidas por el marco
presupuestario de la UE para equilibrar las necesidades de inversiones
públicas productivas con los objetivos de disciplina fiscal deben
aprovecharse plenamente", afirman las conclusiones.
La Comisión, señala el texto, "está explorando actualmente más
formas de acomodar los programas de inversión pública en su examen de
los programas de estabilidad y convergencia y los procedimientos por
déficit excesivo".
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