BRUSELAS.- El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso,
ha pedido este jueves a los jefes de Estado y de Gobierno de la UE que
no rebajen la ambición de la hoja de ruta para corregir los problemas de
la eurozona ya de lo contrario las turbulencias podrían volver a los
mercados.
"Estoy preocupado" ha admitido Barroso en rueda de prensa
conjunta con el primer ministro italiano, Mario Monti. "El hecho de que
la situación en los mercados financieros sea ahora mejor que antes no
debería verse por parte de los Gobiernos como una oportunidad de dejar
las cosas para más tarde", ha indicado.
El presidente de la Comisión se ha declarado "muy contento"
con el acuerdo entre los Veintisiete sobre el supervisor único. "Vamos a
tener poderes a nivel central en Europa, a través del BCE, comparables a
los de la Reserva Federal en EEUU para una auténtica integración en términos de supervisión", ha resaltado.
"Espero que aprovechando este impulso hoy los jefes de Estado y de Gobierno mantengan la ambición y no pierdan el impulso", ha pedido Barroso.
"Estoy inquieto porque abordamos temas cada vez más delicados en
términos de poner en común soberanía en algunas áreas, en cuestiones
presupuestarias, pero creo que se pueden lograr progresos", ha apuntado.
"La Comisión defenderá la necesidad de mantener el impulso, la
sensación de urgencia porque aunque la situación es mejor ahora, a veces
es suficiente con tener una o dos noticias políticas como hemos visto
en los últimos días, para poner en riesgo algunos logros", ha proseguido
Barroso.
El Ejecutivo comunitario no pide a los Gobiernos que aprueban ahora sus propuestas, pero sí que acepten que "es una buena base para más debates".
Sin embargo, los líderes europeos tienen previsto rebajar al
mínimo la hoja de ruta sobre el futuro de la eurozona. De hecho, algunas
propuestas de Bruselas, como los eurobonos o el fondo de garantía de
depósitos, ni tan solo se mencionan. Otras, como la creación de un
presupuesto para la eurozona que se haría cargo de los gastos del paro
en los países en crisis, han quedado diluidas al máximo.
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