miércoles, 19 de septiembre de 2012

La fuga de depósitos bancarios se agrava en los países de la periferia europea

BRUSELAS.- Los ahorradores pisan el acelerador para sacar su dinero de depósitos bancarios en España, Portugal, Irlanda y Grecia. El miedo a la fragilidad de estas economías está provocando un éxodo sin precedentes desde sus entidades hacia las centroeuropeas. Algo que podría poner en apuros el proyecto de un único sistema financiero integrado en la Eurozona y que ya ha desembocado en situaciones tan poco ventajosas para los bancos como la llamada ‘guerra del pasivo’.

La huida de ahorradores se saldaba ya a un año vista al cierre del pasado mes de julio con 326.000 millones de euros ‘emigrantes’. Siempre según datos recopilados por la agencia económica
Bloomberg que recientemente han saltado a la luz, la sangría de capitales que desde 2010 venían experimentando las rescatadas Grecia e Irlanda se ha contagiado este año a las entidades de crédito radicadas en las dos naciones que se reparten la Península Ibérica.

Un indicador que, en otras circunstancias, podría dar cuenta únicamente de la necesidad de liquidez de los ciudadanos portugueses y españoles pero que, a la luz de las cifras de depósitos bancarios en Centroeuropa, apunta a otra dirección: la del trasvase. Y es que, en el mismo periodo, los bancos de Francia, Alemania y otros países del núcleo central de la Eurozona llenaron las arcas de sus depósitos con 300 millones de euros adicionales, cifra que prácticamente iguala lo retirado de las entidades periféricas.


Varios gestores internacionales de carteras consultados por la agencia han señalado que este comportamiento está dando lugar a una cada vez mayor fragmentación del crédito y un sistema bancario con dos escalafones, lejos de la unidad por la que varios líderes del Viejo Continente han abogado en las últimas semanas. Incluso el Fondo Monetario Internacional ha alertado de este riesgo en uno de sus recientes informes. Las entidades alemanas y francesas cada vez se muestran más reacias a prestar a sus colegas de la periferia, lo que también merma la cuantía de depósitos según los criterios de cálculo del Banco Central Europeo y amplía la divergencia entre el centro y el sur del Viejo Continente.


Para colmo de este mal, mientras los bancos de las economías más fuertes de Europa reducen paulatinamente su exposición a los países periféricos, las entidades de crédito de España, Portugal, Grecia e Irlanda han seguido incrementando sus carteras patrióticas. A la par, se han lanzado a la conquista de ahorradores y empresarios locales para mitigar la huida de depositantes internacionales aún a costa de ofrecer una rentabilidad tan elevada que, según algunos expertos, llega a poner en serio peligro la posibilidad de crecer.


Este fenómeno, que en España se ha nombrado coloquialmente como ‘guerra del pasivo’ ha dado lugar a depósitos que ofrecen hasta un 5% de retorno. Cifra que, hasta hace poco tan solo era habitual en inversiones de alto riesgo como los bonos de algunas comunidades autónomas españolas o los depósitos ofertados por algunos bancos griegos, perpetuamente amenazados por la posible salida del euro.


Un atractivo reclamo que, sin conseguir el freno deseado a la huida de depositantes, sí que repercute en los tipos de interés medio del crédito que en Grecia superaron el 7% en julio; En España, el 6,5% y en Italia, el 6,2%. Cifra que, en contraste con el 4% medio de Francia, Alemania y Países Bajos, vuelve a poner en evidencia, dicen los expertos, lo mucho que queda por hacer en Europa para lograr la pretendida unión financiera.

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