miércoles, 3 de agosto de 2011

El mundo está en mal lugar para una nueva crisis

FRANCFORT.- Con los mercados financieros revueltos y el crecimiento económico reduciendo su velocidad, los legisladores de todo el mundo podrían verse obligados a cooperar de nuevo para intentar enfrentarse a una crisis, como hicieron con éxito entre 2008 y 2009. Pero esta vez, tienen menos buenas opciones.

Los bancos centrales tienen menos margen para suavizar la política monetaria del que tenían hace tres años; unos gobiernos faltos de efectivo no pueden permitirse fomentar tanto el gasto, y la desorganización política en algunos países podría complicar más la adopción de políticas globales coordinadas.
"¿Qué puedes hacer? En política monetaria, claramente nadie está de acuerdo con nadie. En política fiscal, todo el mundo está bloqueado", indicó el economista de Deutsche Bank Gilles Moec.
En otros aspectos, la situación global no es ni de lejos tan mala como en 2008. Los bancos se han reforzado desde el colapso de Lehman Brothers y el mundo sigue alejado de una recesión. Puede que JPMorgan haya reducido esta semana su precisión de crecimiento para EEUU en 2012, pero sigue esperando una expansión del 1 por ciento.
Las bolsas mundiales han caído casi un 10 por ciento en el último mes, pero el índice mundial MSCI sigue estando un 90 por ciento por encima de su mínimo de 2009.
"Conozco gente que dice que esto se parece mucho a 2008, pero no creo que estemos ahí. En 2008, podías señalar al problema en el sector bancario y había bancos fallidos", afirmó el economista de Nomura Jens Sondergaard.
Aun así, las tendencias se han vuelto claramente negativas. Los índices de gestores de compras nacionales en todo el mundo han caído cerca o por debajo del umbral que separa el crecimiento de la contracción. La caída esta semana del rendimiento de los bonos del Gobierno británico a mínimos récord subraya tanto el nerviosismo de los inversores como una sombría previsión de crecimiento.
En algunos aspectos, la situación es más preocupante que en 2008: hay una amplia preocupación en torno al riesgo de rebaja de la calificación del crédito soberano de EEUU y las acciones del banco europeo están de nuevo en torno a los niveles que marcaron en la época del colapso de Lehman.
"La diferencia (entre 2008 y ahora) es que no es sólo una crisis de moneda y bancaria, tienes una crisis de moneda, bancaria y soberana", señaló Sylvain Broyer, analista de la firma financiera europea Natixis.
La inesperada decisión del Gobierno suizo de recortar el miércoles los tipos de interés para combatir la rápida apreciación del franco suizo fue percibida por algunos analistas como un posible precursor de esfuerzos concentrados por los bancos centrales del G-20 por estabilizar los mercados.
Steen Jakobsen, economista jefe del banco europeo de inversiones Saxo Bank, dijo que es probable que por ahora las naciones del G-20 dejen la tarea de manejar las tensiones en los mercados a sus bancos centrales, que pueden actual de forma relativamente flexible y rápida.
Pero si el clima económico sigue empeorando, quizá con otro 10 por ciento de caídas en las bolsas mundiales, los gobiernos del Grupo de los 20 podrían verse forzados a hacer un pacto concertado de medidas para proteger los mercados y el crecimiento, como hicieron en la cumbre de Londres en abril de 2009, señaló Jakobsen.
Al mostrar solidaridad entre los líderes mundiales y prometer 1,1 billones de dólares para instituciones de préstamo global y financiación de comercio, la cumbre de Londres logró tranquilizar a los inversores lo suficiente para apoyar una recuperación en los mercados y el crecimiento económico.
Ahora, sin embargo, podría ser más difícil que los gobiernos mostrasen esa solidaridad. El presidente Barack Obama se ha debilitado políticamente, y sus opciones de política económica se han reducido por su batalla por elevar el techo de deuda de EEUU.
Algunos países grandes están más avanzados en sus ciclos electorales, complicando las decisiones. Se esperan comicios en Estados Unidos, Alemania y Francia en los próximos años, así como un cambio de liderazgo en China.
"La maniobrabilidad de los gobiernos es mucho menor de lo que fue en la última crisis. Mucha gente quiere aparecer resistiendo a la presión", apuntó Jakobsen.
En la crisis de 2008-2009, el Fondo Monetario Internacional jugó un gran papel coordinando la respuesta global, pero ahora hay muestras de división interna, con críticas de las potentes economías emergentes sobre las políticas de los gobiernos occidentales.
El mes pasado, los directores brasileños e indios advirtieron a la dirección del FMI contra verter más sumas grandes de ayuda en la crisis de deuda de la eurozona, mientras que los medios oficiales chinos han descrito a los políticos estadounidenses como irresponsables a nivel global por su disputa sobre el techo de deuda.
Estas tensiones podrían complicar los acuerdos del G-20 sobre varias áreas, como la intervención monetaria conjunta, rebajas coordinadas de los tipos de interés o una política fiscal expansionaria.

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