lunes, 3 de enero de 2011

Rousseff hace un gesto a Wall Street al empezar su mandato

BRASILIA.- La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, comenzó su mandato el lunes con una serie de señales amistosas al mercado, como un nuevo compromiso de recortes presupuestarios y una noticia que indicó que recurrirá al sector privado para resolver el urgente problema de infraestructuras. 

Rousseff, de 63 años, no perdió tiempo en abordar varios de los temas que podrían amenazar la notable bonanza económica de Brasil, incluyendo una reciente alza del gasto gubernamental que ha alimentado una subida de la inflación que podría ser peligrosa.
La ministra de Planificación, Presupuesto y Gestión, Miriam Belchior, prometió que la presidenta "escuchará cuidadosamente las preocupaciones del mercado" sobre gasto y entonces "tomará toda medida que consideremos apropiada".
Belchior también dijo a la prensa que el tamaño exacto de los recortes presupuestarios se decidirán este mes, aunque varios medios brasileños publicaron el lunes que el total ascendería a 25.000 millones de reales (11.300 millones de euros), ligeramente más que lo esperado por los inversores.
Rousseff, una izquierdista pragmática que asumió el poder el sábado, podría tener dificultades para equilibrar los planes de austeridad con las grandes metas que ha prometido para sus cuatro años en el poder, como acabar con la pobreza extrema y mejorar la infraestructura antes del Mundial de fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016.
El actual clima de euforia en Brasil y la escala de las ambiciones de Rousseff quizás fueron expresadas mejor por su nuevo ministro de Ciencia y Tecnología, Aloizio Mercadante, quien dijo el lunes que Brasil pronto podría convertirse en "el primer país tropical desarrollado del mundo".
Rousseff y sus principales asesores pasaban el lunes concentrados en temas económicos.
En la agenda también consta el juramento del nuevo presidente del Banco Central, Alexandre Tombini, quien podría ofrecer nuevas declaraciones sobre las alzas de precios.
En una decisión que podría augurar una dependencia mayor a la esperada en los privados para resolver problemas de infraestructura, Rousseff recurrirá a las empresas para que construyan una nueva terminal en el principal aeropuerto internacional de Sao Paulo, informó el lunes el periódico Folha de SaoPaulo.
Los puertos mal equipados y las escuelas deficientes son consideradas la mayor amenaza a medio plazo para una economía que se espera que se enfríe en 2011, pero que aún superará el rendimiento de buena parte del mundo y crecerá entre un cuatro y un cinco por ciento.
Los aeropuertos de Brasil son administrados actualmente por la agencia estatal Infraero, que no ha logrado enfrentar una creciente demanda de viajes aéreos en momentos en que millones de brasileños pasan a la clase media.
La presidenta también planea realizar una oferta pública inicial de acciones (OPI) de Infraero, informó el diario Folha, citando a asesores no identificados. Ambas decisiones sorprenden, ya que Rousseff criticó reiteradamente los planes de privatización de gobiernos anteriores durante su campaña presidencial.
Un portavoz de Rousseff declinó hacer comentarios sobre las noticia.
También hubo novedades sobre otro tema que probablemente dominará la presidencia de Rousseff: el futuro de las enormes reservas de crudo de Brasil en el área subsal. El ministro de Minas y Energía, Edison Lobao, dijo el lunes que la primera subasta de bloques petroleros tendrá lugar este año.
Rousseff también se encuentra bajo una fuerte presión para abordar el sobrevalorado tipo de cambio, que está perjudicando al sector manufacturero del país.
Fuentes cercanas a su Gobierno dijeron la semana pasada que la presidenta planea medidas enérgicas, como alzas selectivas de aranceles y exenciones impositivas para ayudar a la industria local.
La inflación también se ha acelerado en los últimos meses, principalmente debido al alza en los precios de los alimentos, pero también por un aumento del gasto en un año electoral que probablemente hizo que Brasil no alcanzara su principal meta fiscal del 2010.
Se espera que Tombini, el nuevo jefe del Banco Central, suba la tasa de interés desde el 10,75 por ciento actual en su primera reunión de política monetaria de este mes.
Los inversores están ansiosos por escuchar sus declaraciones para detectar si el nuevo presidente del Banco Central, un veterano ampliamente respetado en la institución, será capaz de resistir las presiones políticas de algunos funcionarios del Gobierno de Rousseff, que consideran que las tasas de interés ya están demasiado altas.

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