Los precios a los productores subieron un 3,3 por ciento en agosto, el doble de lo esperado. Esta alza fue impulsada por un aumento en los precios de algunos recursos naturales, ya que una ola de calor récord disparó la demanda de electricidad para el funcionamiento de aires acondicionados y refrigeradores.
Los precios de los alimentos y de las bebidas también se incrementaron, pero en menor medida.
El FMI había instado a Rusia en el pasado a considerar alzas de tasas y el jueves reiteró esta visión, al considerar que ahora están más claros los efectos de la ola de calor y de la sequía en las alzas de precios.
"El ritmo va a depender de cómo se desarrollan la economía y la inflación", dijo Odd Per Brekk, representante del FMI en Rusia, en una conferencia en la Asociación de Empresas Europeas. "Las tasas de interés debieran enfocarse en la inflación", agregó.
A comienzos de este mes, el FMI comentó que podría elevar su proyección para la inflación rusa, debido a la sequía. También espera disminuir su pronóstico de crecimiento, "pero no mucho", expresó Brekk.
Los precios al consumidor han subido un 0,2 por ciento por semana en 5 de las 6 últimas semanas.
Pero dado que el alza de la inflación no está siendo motorizada por factores monetarios, ha habido debate sobre la necesidad de subir las tasas.
El viceministro de Economía ruso, Andrei Klepach, dijo que el banco central podría elevar las tasas como una reacción a la reciente sequía.
El banco central y el Ministerio de Finanzas dijeron que es probable que el impacto del alza de los precios de los alimentos sea temporal -una visión que reduce potencialmente la probabilidad de alzas de la tasa de refinanciamiento referencial desde el actual mínimo histórico de 7,75 por ciento.
El Ministerio de Economía ve una tasa de inflación de 7-8 por ciento este año, por encima de los pronósticos antes de la sequía pero encaminada a marcar su mínimo anual desde el colapso de la Unión soviética.
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