La policía disparó balas de goma y utilizó gases lacrimógenos y porras para dispersar a los trabajadores que bloqueaban carreteras en las afueras de la capital Dacca.
Esta semana, el Gobierno fijó el salario mínimo mensual en 3.000 taka (unos 33 euros), pero los trabajadores exigen 5.000 taka.
La primera ministra, Sheikh Hasina, realizó un llamamiento a la calma.
"¿A quién beneficiará si la industria (textil) se destruye? Los trabajadores no deberían involucrarse en ninguna actividad que pueda poner en peligro su propio pan", dijo el secretario de prensa de Hasina, Abul Kalam Azad, citando a la jefa de Gobierno.
La industria textil es la segunda fuente de empleo en Bangladesh después de la agricultura, y representa más del 80 por ciento de las exportaciones anuales de 16.000 millones de dólares del empobrecido país.
Las protestas del sábado comenzaron en Ashulia, una zona industrial a unos 30 kilómetros al norte de la capital.
"Varios policías también resultaron heridos mientras se enfrentaban a los trabajadores intentando dispersar los ataques contra sus vehículos", dijo un periodista local.
Los trabajadores golpearon e hirieron de gravedad a un cámara que trabajaba para una cadena de televisión local cuando intentó filmarles. También dañaron y saquearon máquinas y ropa de varias fábricas, según testigos.
La policía ha detenido hasta ahora a 25 personas.
Los manifestantes también bloquearon una carretera en Fatulla, a 16 kilómetros al este de Dacca, y más de 50 personas resultaron heridas en los enfrentamientos con la policía.
La fábricas de Bangladesh elaboran ropa para marcas internacionales como JC Penney, Wal-Mart, H&M, Kohl's, Marks & Spencer, Zara y Carrefour.
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