El mandatario boliviano, Evo Morales, y la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, avalaron con su presencia en la ciudad boliviana de Sucre (sureste del país) la reprogramación del contrato de compra-venta de gas natural que incluye nuevos plazos y garantías de pago.
Con la suscripción de una adenda al contrato original, vigente desde 2006, ambos mandatarios intentan dar fin a un largo período de indefiniciones por incumplimientos recíprocos en el cronograma de ejecución.
"La intención de la adenda (firmada el viernes) es estabilizar la venta de gas a la Argentina y, por lo tanto, generar mayores recursos para que el pueblo y el estado boliviano se beneficien (..) con un contrato de largo plazo hasta 2026", dijo el presidente de la petrolera estatal boliviana Carlos Villegas.
El acuerdo -alcanzado tras más de medio año de negociaciones- especifica un incremento gradual de los volúmenes de exportación de gas desde los 5 millones de metros cúbicos diarios (MMCD) a partir de este año hasta los 27,7 MMCD en 2017 y las garantías de pago puntual.
La presidenta Kirchner consideró que "la firma que hoy estamos haciendo de compartir nuestros recursos naturales y de pagar precios justos por ellos hace también a la buena hermandad y a la buena vecindad".
Morales calificó de "día histórico" el de la firma de la adenda después de largas idas y venidas.
La adenda posibilitará el tendido de un tubo de mayor capacidad para el transporte de gas boliviano al mercado argentino y eventualmente al uruguayo.
Las petroleras estatales "Enarsa-Argentina y YPFB-Bolivia han tomado la decisión de darse garantías recíprocas y asimismo hoy en día comienza la licitación para la construcción del gasoducto" binacional, confirmó Villegas.
Se trata de una cañería de 50 km de extensión -recorriendo 18 km dentro del territorio boliviano y 32 km en el argentino- que comenzará a tenderse en junio de este año y concluirá en mayo de 2011.
El nuevo acuerdo fue negociado por comisiones técnicas de las estatales petroleras YPFB (Bolivia) y Enarsa (Argentina), principalmente sobre dos ejes: los nuevos volúmenes de gas y la construcción del Gasoducto Nordeste Argentino (GNEA).
La adenda suscrita por los titulares de YPFB y Enarsa busca ajustar un acuerdo de compra-venta de gas firmado en 2006 entre el presidente boliviano, Evo Morales, y su entonces par argentino, Néstor Kirchner.
Según ese convenio, Bolivia debía comenzar a vender desde 2008 a Argentina cerca de 7 millones de metros cúbicos diarios (MMCD) de gas y para 2011 tener listo un nuevo ducto por el que se transportaría de 16 MMCD a 27 MMCD durante los 20 años de duración del convenio. Sin embargo, a día de hoy, Bolivia suministra sólo entre 2 y 4 MMCD y la construcción del gasoducto está paralizada.
Por el momento, Bolivia tiene estacionada su capacidad de producción de gas natural entre 35 y 40 MMCD, lo que le permite abastecer el mercado brasileño (que demanda unos 23 MMCD), el argentino, al que surte de 5 a 7 MMCD, y su mercado interno, que consume 6 MMCD.
Según Villegas, la hispano-argentina Repsol-YPF y la francesa Total comprometieron mayores inversiones en la explotación de nuevos campos para aumentar la capacidad de suministro.
Bolivia es la segunda potencia sudamericana en gas natural, después de Venezuela, y posee 1,37 millones de m3 del energético en reservas probadas y probables.
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