martes, 13 de octubre de 2009

Italia, el país de la pasta y los arrozales

ROMA.- En el norte de Italia los arrozales se extienden a lo largo de la llanura del Po dejando al descubierto una singularidad poco conocida: el país de la pasta es también el primer productor de arroz en Europa, un cultivo cuyo desarrollo se debe al maestro del Renacimiento Leonardo da Vinci.

En Vigevano, cerca de Milán (norte), Carlo Marchesani y su sobrino Ricardo explotan con éxito 110 hectáreas de arrozales lejos de la imagen de la película 'Arroz amargo' ('Riso Amaro'), de Giuseppe De Santis, en el que Silvana Mangano encarna una 'mondina', trabajadora temporaria que participa en la dura cosecha manual de este cereal.

A los 60 años, Carlo sigue siendo un apasionado por el cultivo del arroz que "nunca lo hará envejecer", pero que sobre todo le otorga "un ingreso mayor que el de otros cultivos".

Al contrario de otros productos agrícolas en crisis, como la leche, el arroz italiano goza más bien de buena salud.

El sector está muy organizado y las explotaciones, de una media de un centenar de hectáreas, son sólidas y han sufrido poco la crisis mundial, incluso si los precios retrocedieron unos 40 euros el quintal (unos 46 kilogramos) hasta situarse en 50 euros en 2008, según Carlo.

La introducción del arroz en Italia sigue siendo un misterio, aunque se cree que podría haber sido llevado a Sicilia por los árabes o al norte por los mercaderes venecianos.

"Los primeros documentos sobre su cultivo se remontan al siglo XV, época en la que Ludovico El Moro encargó a Leonardo da Vinci ocuparse del sistema hidráulico", cuenta Roberto Magnaghi, director general de la organización del sector arrocero italiano (Ente Nazionale Risi).

Leonardo, que comenzó a trabajar en 1482 para Ludovico El Moro, duque de Milán de la dinastía de los Sforza, permitirá la difusión del cultivo de este cereal al desarrollar la red de canales de irrigación y poniendo a punto las esclusas alrededor de la ciudad.

A partir de ese momento comienza la explosión del cultivo de arroz, que pasó también a veces por épocas no tan propicias, por ejemplo cuando la población lo acusó de favorecer el paludismo.

Pequeño y redondo, muy absorbente, el arroz italiano, como las variedades 'carnaroli' o 'arborio', sirve para la preparación del famoso risotto.

En el siglo XIX, la contrucción del Canal Cavour en el Piamonte (noroeste) extendió los arrozales a esta región vecina de Milán.

Si el norte de Italia no es una zona ideal para cultivar arroz, la disponibilidad de agua ha permitido compensar obstáculos como la temperatura, que no es lo suficientemente elevada, explica Anna Del Ciello, responsable de los mercados para el Ente Nazionale Risi.

Actualmente, Italia produce más de la mitad del arroz europeo, con unas 240.000 hectáreas de arrozales, casi todas a lo largo de la llanura del Po, y una producción de 1,4 millones de toneladas anuales, una cantidad de todos modos ínfima comparada con las cifras de los gigantes asiáticos.

Un tercio del arroz producido en Italia es consumido en el país, mientras que los dos tercios restantes son exportados, principalmente dentro de Europa.

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