viernes, 3 de abril de 2009

El G-20 aportará recursos, ¿funcionarán?

LONDRES.- Ningún país se movió de su principio básico, así que las metas principales no se lograron. No obstante, los mercados globales lo aplaudieron, felices de que el Grupo de 20 países más industrializados y las principales economías emergentes pudieran demostrar unidad en medio de la peor crisis financiera en décadas.

Al final, la habilidad del presidente estadounidense Barack Obama y de los otros líderes para ocultar sus diferencias podría resultar el mayor logro de todos.

A pesar de algunos discursos rudos en las reuniones, incluida la amenaza del presidente francés Nicolas Sarkozy de retirarse si las cosas no resultaban como quería, los líderes salieron a flote con una demostración de propósito común.

Su comunicado final incluyó de hecho una sorpresa agradable, en la forma de una promesa de 1,1 billón de dólares para ayudar a asegurar que las economías emergentes como las de Europa Oriental y de Latinoamérica puedan aprovechar recursos suficientes del Fondo Monetario Internacional para resistir la turbulencia actual.

El cúmulo de dinero fue más fácil de obtener porque no obligará a Estados Unidos u otras naciones a incrementar su déficit para suministrar los recursos adicionales al FMI. En lugar de ello, gran parte de la ayuda adicional llegará en forma de préstamos que los países principales acordarán proporcionar al FMI si la agencia necesita más fortaleza.

Los líderes también se comprometieron a cubrir las actuales fisuras en la regulación financiera que han sido puestas al descubierto por los problemas que comenzaron en los préstamos hipotecarios de alto riesgo en Estados Unidos y que se han propagado a otros tipos de créditos, no sólo en Estados Unidos, sino en todo el mundo.

Obama se mantuvo firme contra una presión determinada de Sarkozy y la canciller alemana Angela Merkel para la creación de un regulador global que ataque lo que los europeos ven como una marca estadounidense de capitalismo sin restricción que puso de rodillas a la economía global.

Al final prevaleció el argumento de Estados Unidos. En lugar del regulador global más poderoso, la reunión hizo un llamado a una mejor coordinación entre reguladores de países en lo individual y a incrementar la transparencia para proporcionar más supervisión de fondos de alto riesgo y otros documentos financieros de regulación superficial.

Cauto optimismo

Los líderes mundiales fueron elogiados hoy viernes, no tanto por la audacia de su paquete de 1,1 billones de dólares para ayudar a reanimar la economía mundial, sino por al menos no empeorar la crisis al lograr ponerse de acuerdo.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, alabó la cumbre del G-20 de Londres el jueves como un "punto de inflexión", después de que la reunión coincidiera con al publicación de datos en Estados Unidos, Europa y China que sugerían que la peor crisis desde los años 30 podría haber tocado fondo.

Los mercados reaccionaron en general de forma positiva a los resultados de la cumbre, aunque ese optimismo se pondrá a prueba más tarde, cuando se publiquen los datos de desempleo en Estados Unidos correspondientes a marzo, después de que otras cifras de paro apuntaran a un empeoramiento del mercado laboral en todo el mundo.

El yen cayó contra otras monedas de mayor rendimiento como el kiwi y registró un mínimo de seis meses contra el dólar australiano, lo que hizo a los analistas ver apoyos allí y en los mercados emergentes debido a las medidas del G-20 para reforzar el papel del Fondo Monetario Internacional (FMI).

El euro y el dólar aguantaron mejor contra el yen, con el dólar subiendo ligeramente a 99,65, después de haber superado durante la jornada la importante barrera psicológica de los 100 yenes.

Los líderes del G-20 señalaron que las medidas acordadas elevarían la producción mundial en torno a un 4 por ciento para finales de 2010, aunque fueron poco precisos sobre las cantidades gastadas hasta ahora en planes de estímulo, que se estiman entre los 2 y los 5 billones de dólares.

Se acordó triplicar los recursos del FMI a 750.000 millones de dólares, así como un paquete de 250.000 millones durante dos años para respaldar los flujos mundiales de comercio, que según las previsiones caerán un nueve por ciento este año.

Los líderes de las naciones más grandes y ricas del planeta, que suponen más del 80% del comercio mundial, acordaron también endurecer las normas sobre los paraísos fiscales, los 'hedge funds' (fondos de alto riesgo) y las agencias de crédito.

Sin embargo, es posible que los mercados se animaran no tanto por las grandes cifras prometidas como por el hecho de que no hubo resultados dramáticos de la cumbre, tras las duras palabras pronunciadas en la víspera por el presidente francés, Nicolas Sarkozy

Sobre la cumbre planeaba la amenaza de una ruptura entre Washington, que quiere inyectar más dinero en las economías para lograr un regreso al crecimiento económico, y Francia y Alemania, que preferían aumentar la regulación de la industria financiera.

"Esperábamos mucha discordia entre EEUU y Reino Unido y Francia y Alemania, con China también metiendo la nariz, pero parecen haber salido del encuentro como un grupo conectado, parecen estar de acuerdo", dijo Dwyfor Evans, estratega de moneda de State Street Global Markets en Hong Kong.

"Implica que hay coordinación de políticas y no discordia de políticas", dijo.

Otras reacciones fueron más escépticas.

"Por ahora, al menos los billones de préstamos inamovibles, sobrevalorados y que siguen en las hojas de cuentas de los bancos del mundo están olvidados. Es impresionante lo que hacen una sonrisa victoriosa y algunos estrechones de manos colectivos", comentó Sean Keane, director de cuenta de Triple T Consulting, en Nueva Zelanda, y antiguo estratega de Credit Suisse.

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